septiembre 20, 2010

Punta del Este – ¿que tiene de malo Uruguay? – 2236 horas

Para los que no leen todos los comentarios, esta entrada del blog,  es fruto de la crítica recibida en la entrada “Ese lugar existe y se llama Uruguay” del dia de ayer.
Un gran amigo anónimo me pone a pensar y me hace ir mas allá de mis emociones y experiencias superficiales, de mi “Orientalidad” profunda aunque discreta (como la de todos los uruguayos) y de los indicadores que históricamente identifican a Uruguay.

Para poder contestar su “desafío” debo dar un salto (obviaré si adelante, atrás, arriba, abajo o al costado porque seguro hay todo un tema en ese detalle).
Debo calzarme los zapatos de los “Chicago Boys” y dejar de comparar a Uruguay con Latinoamérica, evitando el tan mentado slogan de “emparejar para abajo”;  midiendo a mi paisito con una regla global.
Si bien creo que los discípulos de Fierdman hicieron un excelente trabajo, lamento profundamente que la coyuntura política que los apoyara fuera militarista o derechista.

En la escuela me enseñaron que un país se compone de tres partes: el Territorio, la Nación y el Poder Etático.

Territorio: Yo creo que el mundo entero, lo cual incluye a todos los países (por las dudas), es un territorio hermoso, como la naturaleza misma y que si uno u otro és mejor para éste o aquel, es un tema de gustos, sobre lo cual es inútil discutir.

Nación: He redactado varias entradas controvertidas que hablan de la idiosincracia de los pueblos y de los estereotipos que cada uno va ganando, alimentando y utilizando a conveniencia. Esas son las naciones, protagonistas definitivas del largo plazo de un País. Abarcadas más allá de los límites de un territorio, durante tiempos extensos en escala humana, las naciones van construyendo diferentes países a través de la elección o soporte a grupos de poder (políticos, económicos o religiosos).
Ahí tenemos la vieja Europa, primer mundo, con mapas inimaginablemente dispares en los últimos 100 años.

El poder etático, o el poder en si;  porque tantas veces el gobierno de una nación es marioneta de poderes superiores; es para mi el gran responsable de los vaivenes de corto plazo.
Elegidos genuinamente, circunstancialmente, fraudulentamente o manipuladamente, aquellos que ostentan el poder, son los que guían, mas acá o mas allá, el futuro cortoplasista de los pueblos.

¿Cual es el defecto que le veo a mi país? No ser hoy, lo que su potencial como nación, lo pudo llevar a ser.

Definiendo obviedades, hay que reconocer que “la Suiza de America” y sus altísimos indicadores en alfabetismo, salud y calidad de producción, son obtención merecida de los años 50. Hoy, las seguimos festejando y usándolas como banderas; igual que festejamos el Maracanazo, porque fueron tan fuertes como difíciles de explicar para una nación tan pequeña.
Pero basta con revisar los números de los últimos 30 años, para darse cuenta que de aquellos indicadores extraordinarios, poco queda.

¿Que nos paso a los Uruguayos los últimos 50 años? ¿ Pudimos haber sido no “la suiza de America” sino un país del primer mundo en realidad, en lugar de un competidor de tercera clase en el continente con talante primermundista?

Yo creo, yo, creo, que la respuesta tiene por lo menos dos aristas, una que no podíamos evitar y otra, que a un grupo, le quedo cómodo instaurar.

Los últimos 50 años, nos pasó lo mismo que le pasó a todo el mundo.
La posguerra aparejo un nuevo balance de político y el fin de la guerra fría confirmó un nuevo balance económico; y Uruguay, estaba simplemente en el mundo.
Los embates de izquierda (con toda su amplitud) nos llegaron, tal cual nos tocaron las intervenciones imperialistas del capitalismo.
Podíamos evitarlo, definitivamente no.
Pudimos manejarlo diferente, definitivamente sí, pero ahí, es donde entran a tallar los grupos de poder que tomaron las decisiones y que usaron a la nación para cumplir sus intereses.

Cerrando mi visión a los cortos 40 años que me ha tocado vivir, encuentro como uno de los grandes factores del decaimiento uruguayo, la fuga de talento.

Los enfrentamientos internos de los 70 y la posterior dictadura, se llevaron más de un 10% de la población fuera del país, huyendo, en las peores condiciones.
Pero no se llevaron unos cientos de miles de uruguayos solamente, se llevaron un par de generaciones completas de uruguayos productivos, los uruguayos intelectuales, los uruguayos innovadores y los mentores de estas generaciones.
Y nos convertimos en un país de ancianos, donde otro 10% desafortunado y en opresión, debió pagar los impuestos mas altos del mundo para sostener apenas dignamente (por no decir indignamente) un 70% de pasivos y niños y un 20% de maquina estatal.

30 años más tarde, la crisis Argentina del 2002, se llevo otra vez ese 10% productivo, intelectual, talentoso, voluntarioso y emprendedor, fuera del país.

Cuando yo era chico, me resultaba raro no ver gente de 25 a 35 años por las calles; hoy, en idéntica situación, me alegra al menos sorprenderme con adolescentes por doquier. Si no nos llega otra onda, talvez ellos sean los que construyan el Uruguay que puede ser.

El aparado de poder, en todo este tiempo, se formaba por los “dinosaurios”, que se inmortalizaron, negociando como buena clase oligárquica, con los que oprimían al país al influjo de intereses externos.
Fueron los “constructores” del Uruguay posterior a la posguerra.
Fueron los que sobrevivían a todos los gobiernos, dirigiendo la actividad privada o atados a los sillones del poder legislativo para favor de los primeros.

Me encantaría que el lector pudiera no ver colores, manos izquierdas o derechas en mis letras, aunque se que es inevitable. Ojala pudiera proponer de mejor forma una mesa donde las cosas se vean desde mucho mas alto, con mirada mucho mas profunda.

La critica mas habitual al uruguayo es ser “gris”, “conformista”, “sobreviviente”, pero todos y al menos yo no conozco excepción, coincidimos en que los Uruguayos que viven en el mundo, los que no están dentro del territorio ni influenciados por el poder, son exactamente lo contrario: se muestran líderes en múltiples escenarios y conforman una nación extra territorial siempre bien identificada, de fuerte sentimiento nacionalista, reconocida y bien amada por sus vecinos.

¿No será señores, que tenemos que aceptar que lo que el poder proyecta en la sociedad Uruguaya, es lo que finalmente resulta y fruto conveniente de y para su propia critica?
¿No será que aplica para nosotros también aquello de que una mentira repetida cien veces es verdad?
¿No será que si no dejamos de ver con el vidrio brumoso a los uruguayos comunes y silvestres, no podremos llegar jamás a distinguir su brillo?

Esta entrada esta muy cargada de emociones y puede resultar no clara para quienes no viven la pasión de ser uruguayo.
También se puede decir que esto pasa en todas partes y es verdad, pero yo asumo mi parte, respondiendo al pedido de autocrítica, sin excusarme en la generalización.

Para hacerlo mas gráfico, les propongo invertir un poco mas de su valioso tiempo y revisar estos dos textos, de dos uruguayos, que a mi manera de ver, tienen dos visiones diferentes de un mismo pueblo.
Ojala hasta pudiéramos obviar los nombres.

Uno, es un importante ejecutivo de una firma global, que lo contrato para su experimento Latinoamericano en nuestro país, después de haber estado 40 años fuera del mismo.

 
El otro, es un importante dirigente político uruguayo, que nunca abandono Uruguay.


 
Que les puedo decir, yo le voy a los que se quedan, a los que la sufren y aun así, pueden mirar con ojo constructivo, esperanza fundada, optimismo patriótico y proyección generacional la capacidad de nuestra nación.
Yo me quedo con el que se queda, sin los beneficios del poder;  al que es elegido por la raza, por las mayorías y no con el que selecciona dentro de las minorías y aplica sus mejores talentos para explotar mercados emergentes.

¿Sabe porque? Porque yo me fui, no me arrepiento, pero yo me fui y egoístamente, vengo a vivir todo lo bueno de este país cada mes, esperando que los de adentro generen los cambios, para que tenga para mi sentido volver definitivamente.

Algunas pequeñas diferencias: yo me fui convencido del potencial de Latinoamérica para los latinoamericanos y especialmente para los Uruguayos y nunca abandone la región, cuando los números no daban, sin la espalda cubierta ni los padrinos que me dejaran operar tranquilo.
He peleado muchas batallas con mi mondadiente, y he tenido en ambos bandos a pobladores de distintos pueblos, si me da a elegir, póngame siempre a un uruguayo al lado.

Me pidieron que buscara lo malo de Uruguay, eso es, somos buenos, pero podríamos ser mejores, si los que manejan el poder, el del estado, el de las organizaciones, el del dinero, apostaran en serio, sin mezquindades, asumiendo riesgos reales, orgánicamente y con visión por nuestra nación que goza de competitiva materia prima natural y dejáramos de repetir que son grises, conservadores, conformistas y sobrevivientes.

Como cuesta ver que si están allí, es porque alguien aposto por ellos, aunque solo fuera el que les puso el apellido y con eso los salvo.
Para provocar un cambio al país, no alcanza con “bendecir” a los “hijos de”, hay que jugarse las bolas con coherencia y consistencia.

¿Porque no ser mejores puede ser una “mala medalla” para Uruguay?
¿Es porque solo nosotros podríamos mejorar? No, obviamente eso también es tan universal como lo es la mala aplicación del poder.
Es una mala medalla para Uruguay, porque para nosotros, seria mucho, pero mucho más simple que para muchos otros y generaría un brillo mucho más enceguecedor.

3 comentarios:

  1. Me encantó, impecable, claro, directo, enérgico bien dicho, Lo dice Mario Benedetti "el único sitio donde el aire es mi aire y la culpa es mi culpa y en mi cama hay un pozo" Noción de Patria.
    arf.

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  2. Lei las 2 textos, y yo me quedo con los que se quedan también, no somos ni grises ni conformistas, sino como explicas que despues de tantos años buscando en los partidos de derecha algun cambio y que pasara lo contrario, ahora estemos intentando confiar en el partido de izquierda en busca de esos cambios que tanto anciamos, y en los que la gente que esta alli y me encantaria estar entre ellos buscara la manera de conseguirlo dia a dia, no somos conformistas ni nada por el estilo, asi lo creo yo al menos.

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