octubre 31, 2021

Guardia Vieja - Sabiond@


Te sientas a la mesa y observas el humeante manjar que se te ofrece, libre, sofisticado, lleno de mundo y especialmente creado para ti.

El aroma te trae momentos felices de tu pasado y te lleva a experiencias aún desconocidas. Deja-vú de una vida por vivir.

Lo llevas a tu boca y los sabores te eclipsan,  tan potentes, tan delicados.
Tus ojos no necesitan ver más, tu oídos solo escuchan el rumor del placer que se desliza por tu pecho y la mano cae abierta, indefensa  sobre la mesa,  para dejar paso inconsciente a tu enorme sonrisa.

Una larga espiración precede a lo que si no fuera tan extenso, sería un suspiro.

 


Te sientas a la mesa y observas el humeante manjar que se te ofrece, libre, sofisticado, lleno de mundo y especialmente creado para ti.


Sabes que la carne de tu plato es de Bongo, el ternero al que Blanquita dio vida el verano pasado y que la leche de la crema,  fue la que Pocha le sacó a Blanquita antes de que Bongo pudiera mamar. Sabes que Pocho se corto con el cuchillo al carnear a Bongo y que Pocha lloró mientras salaba su carne, talvez hasta con sus lágrimas. Sabes que Pocha y Pocho han tenido una vida sacrificada y que aún cuando le ponen cariño incondicional a todo lo que hacen, están hartos de su supervivencia miserable.
Y no lo sabes porque lo escuchaste en el aire o esta presente en la queja continua, que no existe en Pocha y Pocho. Lo sabes porque quisiste saber, porque sin creer merecer manjares, te metiste a hurtadillas en su hogar para husmear su historia y sus recetas. Porque dentro de la historia de Bongo y Blanquita te esforzarte por conocer especialmente sus privaciones y desgracias, sin detenerte jamás en todo lo bueno que compartieron en su tiempo de vida.
Lo sabes porque no pudiste soportar la tentación de llevarte sus historias y sus secretos a tu casa, y cuando vuelves hurgar,  te confirmas en buscar el defecto y soslayar la virtud de tantos años de Pocha y Pocho regalando manjares  al universo.

Observas el manjar que se te regala y al llevarlo a tu boca, asquerosas nauseas inundan todo tu ser.


El plato es el mismo.
Tu eres sabiond@

...pero pretendes no saber al menos tres cosas, reales e importantes.

- Que ese manjar fue preparado y servido con amor, inspiración y sacrificio, pura y exclusivamente para sorprenderte a ti.

- Que no es la primera vez que tu mente priva a tus sentidos de disfrutar los manjares que alguien mas crea para tu vida.

- Que siempre hay alguien que cierra sus ojos, enmudece sus oídos, deja caer su mano extasiada y despliega una sonrisa espontanea de placer; inspirando a quien crea momentos excepcionales.




septiembre 16, 2021

Elche - ...y tu también.

 

De a ratos te odio;
      siento la hiel atrás de la lengua,
      todo ese lodo que baja,
      memorias airosas del fracaso,
      que rugen por desahogar un grito más.

…y tú también.

 

De a ratos te extraño;
        la felicidad no compartida que se esfuma,
        el motivo de suspiro que no entibia,
        la piel que no se eriza y el solo recuerdo,
        que lastima una historia irrepetible y lejana.

…y tú también.

 

De a ratos te olvido;
        la mente sintoniza una armónica realidad,
        el rostro es sensible a la brisa de paz,
        el futuro promete abundancia,
        y el viaje libre empuja mis alas al infinito.

… y tú también.

 

Siempre te amo;
         como odiarte si no existiera el nudo en la garganta,
         como extrañarte sin mi piel no me rogara,
         cómo olvidarte, si eres la protagonista de todos estos ratos
         en que escribo y en los que acepto que con el tiempo pasará.

…y tú también.

 




 

septiembre 06, 2021

Palma de Mallorca - Inmunes

      - Lo lamento, de verdad.

          - ¡Si!, ¿verdad?

          - ¡¡No vale la pena!!

El tiempo me ha llevado, sin querer, sin vocación especial, sin profesionalismo detrás más allá de la propia experiencia, a observar las parejas a mi alrededor y confirmar, cada día, en cada momento y en cada lugar, como hemos decaído, nosotros los humanos.

Y no sé si es un tema generacional, talvez siempre fue así;  para mi hemos caído, de mis búsquedas y expectativas, a esta realidad.

Como, estar con el otro, esta tantas veces más asociado a defectos que a virtudes.
Como, se aceptan una cantidad de cosas y se resignan, a vivir en un estado mas precario por estar acompañado.

Confirmado por años, pero aun reincidente, yo, de los que buscan, de los que quieren…de los que quisieron. De los que, siempre pensaron yo puedo revertir esto, por lo menos en mi vida; y he fracasado, rotundamente, muchas veces.

Ayer en el recital de Vanesa, escuche una canción que no conocía “INMUNES”, que habla de como uno abandona sus vínculos, por motivos que nunca esta claro si son o no suficientes. Pero, lo que hace que uno dude, es justamente eso, la existencia del pinche amor, de eso que te une, que te vincula, que te hace sentir mejor, que genera hormonas y enzimas de felicidad, y te hacen sentir diferente.

Lo cierto es, que cuando vas a la absurda realidad, aunque mucha gente dice que “vemos la realidad como somos, no como es”, yo tengo registros completos, muchos, de cómo la realidad, en este caso, es como yo las veo y no como yo soy. Lo único personal, esta en la mirada, en la capacidad y porque no, la búsqueda de ver.

Esta noche cene en El Pesquero, un restaurante recomendado aquí en Mallorca.
Como muchas veces, era el único cenando solo.
A mi alrededor, cuatro parejas y una mesa de cuatro con dos más.
Inevitablemente les dedique tiempo. Por mucho rato me sorprendí y contuve mis ganas de cachetearlos, viéndolos en silencio, sin mirarse, sin compartirse, cada uno en su teléfono. ignorándose unos a otros.

Luego vi como las damas pedían la cuenta y la pagaban, en ese juego de caras, que muchos creerán natural y que acepto, es un defecto mío, no de los caballeros y las damas modernas.
Y vi también, como uno de los muchachos de la mesa de cuatro, hacia alarde de todos sus vicios incomodando a las otras mesas, a los meseros, a su propia mesa y por supuesto a la pequeña que lo acompañaba.

Poco antes de que terminara mi vino, ella se levantó, detrás de ella salió su amiga y los dos chicos quedaron en esa charla fácil de adivinar, que no necesito interpretar para vosotros.
Fortuitamente, al emprender mi viaje de regreso, me encontré a ambas chicas en la vereda. La acompañante a punto de llorar, explicando, gesticulando su dignidad, rogando ayuda a su amiga y no pude evitarlo. Sin parar en mis pasos ni mirarlas mas que para escuchar su respuesta pequeña, le dije:

     - Lo lamento, de verdad.
   
     - ¡Si! ¿Verdad?

Me contesto, con ambas manos abiertas al final de sus brazos extendidos y un rostro que sufría algo que yo sabía, seguiría sufriendo por mucho tiempo.

    - ¡No vale la pena!

Alcance a balbucear mientras giraba mi rostro y continuaba mi camino.

Las cuadras siguientes quise imaginarme el instante después.
Por ratos sonreí solo en medio de la noche pensando en el milagro de haber tocado un alma a tiempo; en otros, adivinaba como esa niña, que podría ser mi hija, talvez tomara una opción menos valiente desperdiciando su tiempo de vida, lo mejor que tiene, en ese fracaso anunciado.

Tal vez no cambie nada, talvez si.

Dice Vanesa en Inmunes: “…la calle me devuelve, con violencia, las parejas…como si se quisieran más”







agosto 21, 2021

Elche - Pasa poco, pero pasa.

Prólogo: Para gustos los colores y para interpretaciones, los humanos.
Una vida aprendiendo, que cada uno vive los momentos según sus expectativas, su percepción y sus valores, amasados en su historia y proyectados según sus sueños.
Por eso, hoy, al volver a escribir, comparto dos, solo dos interpretaciones para un mismo instante, sin que esto prive a ninguno de vosotros de su rica, buscada y propia interpretación.
Que para eso se comparte.
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Pasa poco, pero pasa.
Que, al mirar la biblioteca de tu vida, te detengas por azar en un libro polvoriento, y te encuentres con la aureola indefinida e indeleble, que una rosa entregó a las palabras elegidas, al momento de expirar.

Pasa poco, pero pasa.
Que el descifrar de ese mensaje, se lleve tus ojos a un pasado que paso y que por cientos de razones atrapaste entre esas páginas, condenándolas dulcemente a ser un libro y una historia que nunca cerrara.

Porque hay cientos de historias en esos pétalos mustios, cientos, únicas y especiales, que llevaron una vez su color, su aroma y el amor de un instante de plenitud a tus manos.
Porque hay otras, no tan buenas que las eclipsaron, para ser ahora, lo que son.

Testigos de lo efímero y lo eterno. Del aroma que se regala abandonado la flor y hoy aun impulsa tus latidos. De los ojos que se abrieron humedecidos y chispeantes y los que se cerraron húmedos y apagados. De la vida exultante y prodigiosa, y de la lenta agonía que cuidadosamente abrigada entre esas páginas, transforma en huella perenne, los suspiros ocres que nos abandonan al llevarse un sueño.

Pasa poco, pero pasa.
Que elijamos ese final para el libro y para la rosa. Una historia que debemos olvidar, una flor que no queremos desechar, un recuerdo amargo que, con certeza inconsciente, perpetuamos para que nos sorprenda, alguna vez, cuando llegue su tiempo.

Pasa poco, pero pasa.
Que por más ordenado y limpio que tengamos nuestro librero, por más ahínco que le pongamos en alinear autores, ediciones, cubiertas, temáticas y tamaños. 
Del otro lado. Del otro lado de nuestra biblioteca de vida.
Por aquí o por allá.
Una página sombría acuse una rosa, una historia pida silenciosamente ser releída, una sonrisa de sentido a una mueca y una lágrima sume un surco nuevo a un momento viejo, renovándolo como un instante eterno.

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Pasa poco, pero pasa.
Que, al mirar la biblioteca de tu vida, te detengas en un libro polvoriento por azar o por milagro, y te encuentres con la aureola indefinida e indeleble, que una rosa entregó a las palabras elegidas, al momento de expirar.

Pasa poco, pero pasa.
Que el descifrar de ese mensaje, se lleve tus ojos a un pasado y que por cientos de razones atrapaste entre esas páginas, condenándolas dulcemente a ser una historia que nunca caducara.

Porque hay cientos de historias en esos pétalos mustios, cientos, únicas y especiales, que llevaron una vez su color, su aroma y el amor de un instante de plenitud a tus manos.
Testigos de lo efímero y lo eterno. Del aroma que se regala abandonado la flor y hoy aún impulsa tus latidos. De los ojos que se abrieron humedecidos y chispeantes. De la vida exultante y prodigiosa. Del dulce instante en que abrigaste entre esas páginas, el tesoro sorprendente del encuentro, la excepción que modela nuestra propia existencia.

Pasa poco, pero pasa.
Que elijamos ese final para el libro y para la rosa. Una historia que no queremos olvidar, una flor que no queremos desechar, un instante de existencia, que con certeza inconsciente, perpetuamos para que nos sorprenda, otra vez, alguna vez, cuando llegue su tiempo.

Pasa poco, pero pasa.
Que por más ordenado y limpio que tengamos nuestro librero, por más ahínco que le pongamos en alinear autores, ediciones, cubiertas, temáticas y tamaños. 
Del otro lado. Del otro lado de nuestra biblioteca de vida.
Por aquí o por allá.
Una página sublime acuse una rosa, una historia pida silenciosamente ser revivida, una sonrisa de sentido a la mueca de tus labios y una lágrima, perpleja de alegría, sume un surco nuevo a un momento viejo, haciéndolo eterno por un instante.