mayo 14, 2013

México - Bar Mitzvah

PRÓLOGO: El pasado 9 de Mayo, tuve el honor de compartir el Bar Mitzvah del hijo de uno de mis grandes amigos. Primera vez en una Sinagoga, primer acercamiento a La Torah, primera vez que vivía los nervios de un adolescente que se abría paso a la adultez religiosa dentro del Judaísmo.
Cumplía solo 13 años, como mi Michel y el momento me permitió regalarle una brújula de latón, un Blue Ray de "The Golden Compass" y un papel escrito de corazón.




Por viejos y por padres, por padres y por viejos, nos sentimos en la obligación de entregar en estas fechas especiales, algo mas allá de las pertenencias superfluas que otorgan solo felicidad momentánea; tan importante como efímera.

Queremos trascender contigo.

Desde nuestros ojos llenos del pasado que será en parte tu futuro, buscamos darte herramientas, de todo tipo, para que la verdadera dicha de vivir, pueda ser construida día a día con tus propias manos.
Hoy es un día enorme para ti;  esas manos que tiemblan carecen de la idea real de lo que movilizan y realmente, no necesitan saberlo. Sentirlo, vibrar en cada paso, es finalmente en la opinión del Tío Ismael, lo que te asegura disfrutarlo.


Confieso que no encontré exactamente lo que quería poner en esas, tus manos;   pero me conformo con saciar lo momentáneo y lo trascendental.

En tiempos que afianzas  tu fe,  mi exhorto será siempre, que te mantengas abierto a recibir, evaluar, adoptar y descartar en los pedacitos que mejor te completen, el resto de lo que el universo tiene para ti.
Es mi invitación,  a que más allá del amor incondicional y los valores que te inculcó tu familia, más allá de la doctrina y la sapiencia de los antepasados y mucho, mucho más allá de las reglas que imponga la sociedad en la que te toque vivir, cuando tengas dudas, abras y des oportunidad a esta brújula, que siempre apuntara a tu "N", "N" del Norte real que rige la materia, "N" de Nathan, "N" de ti.
Encuentra tus propias respuestas, crea y sigue tu propio camino, se fiel a TI y estarás honrando todo lo que quienes te quisieron, te quieren y te querrán, sueñan para ti.

Se libre, sueña, construye honorablemente, entrega con grandeza y acepta con humildad.
Se tu mismo, ve más allá, Vive!



PD: La peli, estoy seguro ya la viste anecdóticamente años atrás. Una Película que mereció un Oscar por sus efectos especiales;  que levantó polémicas huecas y malas críticas y malgastó dinero en su producción, que no pudo recuperar. Esa peli que entretuvo de distinta forma a gente de todas las edades, es solo eso, una película. El fruto de imaginar de una forma, interpretar de una manera, un libro, un simple libro.  Como los libros, no los hay ni buenos ni malos; son oportunos o no, llegan en el momento exacto para quien requiere inconscientemente el mensaje o son hojas pasajeras que ocupan lugar en una biblioteca.
Ojalá la mires, cuando mejor te plazca, y ojalá rescates aquello que está mas allá de los presupuestos, las polémicas, las criticas o el rato de esparcimiento. Aquello que esta mas allá de la cámara y de las hojas del libro, aun mas allá de las ideas heredadas y masticadas por el paladar del Pullman. Aquello que es esencia, que se puede encontrar en todo y que solo puede ser reflejado por cada uno, lo que siempre vivió en ti.


mayo 10, 2013

Desde el Aire - La huella digital

Prólogo: Hace muy poco tiempo, una persona a quien le tengo gran cariño, empezaba a compartir el dolor por la muerte de su hija, a través de una foto en Facebook.
La foto mostraba a su joven y amorosa descendiente, riendo junto a tres amigas en un bar y al pie su mamí escribía minutos despues de la funesta noticia: "
My girl having fun with her friends just about 3 hrs before. My baby was HAPPY!!! God bless her forever".
Un accidente de tráfico le quitaba a ella y a todos quienes la amaban, esa vida rebozante de luz que aún vive en lo ojos de la última foto de su Perfil de Facebook.



Nunca me han gustado los velorios, participé del primero y último cuando contaba no más de catorce años.
Tradicionalmente los médicos los recomiendan por aquello de asegurar el estado del difunto.
Los psicólogos para que  se realice el necesario duelo y las lágrimas expiadas sobre el cuerpo de quien amaremos por siempre,  laven un poco del pesar que nunca se retirará de nuestras almas.
Los seres mezquinos acuden a ellos para disfrutar de esa pena, los falsos a presentar ese respeto que no le tuvieron en vida y las buenas gentes a tratar de contener a los que han perdido una parte de sí y a los farsantes de siempre que simulan la perdida.
Las religiones, poco me importa porque apoyan o no los velorios.

Lo cierto es que ese ser se ha ido de este espacio donde vivimos nuestra vida conocida y si vuelve, seguramente no podremos reconocerlo y jamás será igual.
Entonces nos queda el lugar triste para visitarlos en un cementerio o una urna que sin querer tener mantenemos, y los recuerdos que por simple humanidad como siempre, resaltan lo mejor del camino de aquel ser y van borrando lenta e inexorablemente lo no tan lindo que haya dejado.

Antes, un antes no tan lejano, hace solo veinte o treinta años atrás, uno podía intentar huir de los recuerdos dolorosos y recurrentes limpiando un armario, metiendo en el altillo o en el cajón qué nunca más se abrirá aquellas fotos y pocos bienes personales que por momentos parecen perseguirnos.
La memoria selectiva y el inconsciente traicionero podía ser controlado, dándole espacio a la absorción de todo lo nuevo que desfila frente a nosotros y quitando de la vista, hasta cariñosamente, por propia salud, todo lo que recordaba a quien no está.
Pero hoy, hoy las cosas han cambiado.
Ya no son los cinco o diez rollos revelados al año de fotos compartidas, sino que son cientos o miles de gigabites en imágenes íntimas que ni siquiera tenemos certeza de donde están.
Fotos que no se encuadran en el marco desempolvado para abrazar, sino que nos visitan, a veces hasta nos persiguen en todo lugar.
Hoy son 1, 2, 3 o más perfiles públicos que pululan en las comunidades web, esos lugares que hacen a esa vida virtual que todos tenemos en algún grado y donde muchas veces somos falsos, pero muchas  otras somos mas honestos que en el diván de terapia.
Son el centenar de cartas e invitaciones que nunca dejarán de llegar al buzón de todas las últimas direcciones donde hemos vivido.
Son las ropas, alhajas y perfumes que el consumismo nos ha permitido prestar, dejar de paso u olvidadas por cuanto lugar hayamos pasado.
Son las quince cuentas de email que algún día por límite de espacio excedido algún software bloqueará y por no uso,  otro software borrará sin remedio, pero tarde, siempre tarde.

Es la huella digital que dejamos atrás sin remedio, porque estoy seguro somos contados los que al estrellarse el vehículo donde vamos, al sentir el ataque implacable del cuerpo enfermo o al recibir el impacto esperable o inesperado de la muerte, hemos entregado a alguien todos nuestros usuarios y contraseñas, nuestros nicks, pins, puk's y URL,s, nuestras credenciales y pasaportes digitales.

Estoy seguro somos muy pocos los que tenemos un albacea incómodo, que se quede cuando no estemos, totalmente actualizado con la info necesaria para borrar nuestro paso por completo.
Borrarlo, para evitar el encuentro fantasmal con un perfil de alguien que sonrió hace ya mucho. Para evitar la impotencia de tener un espacio común y feliz donde inconscientemente volver a sufrir sin poder borrar aunque apretemos el botón "delete" con toda nuestra rabia.
Para evitar el dolor punzante y contínuo del nombre que adoramos diariamente en nuestro buzón, como gota de agua que horada el centro mismo de nuestra cabeza o nuestro corazón;  esa gota que a veces menospreciamos pero que por constante e inevitable tortura el alma.

Mi alma de emprendedor,  mas de una vez me ha dicho que hay un negocio allí pero por simple moral ni he querido analizar en la web si existe ya la competencia.
La funeraria virtual que vele y de sepultura a nuestra vida virtual.
La empresa de mudanzas que empaque todos nuestros "upload", los indexe y los disponibilize en un plan con caducidad negociable bajo estricta seguridad.
El forense digital que se interne en las vísceras de nuestro mundo virtual, para diagnosticar de cuantas formas vivimos, cuanto compartimos, cuanto ocultamos y cuán lleno esta el ciberespacio de nuestra huella digital.