abril 27, 2018

Y…EL HOMBRE CREO A DIOS


Y…EL HOMBRE CREO A DIOS
Creó, pues, el Hombre a Dios a imagen suya (parafraseando Genesis 1:27)

...la moraleja cuenta, dijo Miguel. 

Oficiaba de guía "certificado" en el pequeño puerto de lanchas de Santiago Atitlán. Tenía más años que el resto de los chicos que juegan su vida oportunista a orillas de lago, pero menos de los que representaba la foto que colgaba en su gafete.
Hablaba un español convenientemente extraño - por ese balance natural entre la ignorancia y la viveza - y eso le permitía utilizar  palabras "complejas" como moraleja, fuera de contexto.

...la moraleja cuenta, dijo Miguel, que un gran chaman tiene muchos dioses alrededor, para comunicarse con el supremo.

“Día tras día, un extranjero llegado al pueblo, volvía a la casa de un chaman, pidiéndole que le obsequiará uno de sus dioses.
- tienes muchos decía -paseando su mano de izquierda a derecha, apuntando a las figuras que rodeaban al viejo intermediario divino - ¡dame uno!, solo uno para que obre milagros en mi vida.

 El chaman fue transformando su reacción de la incredulidad a la rabia y de la rabia a la tolerancia.
- ¿que me pides hombre?.No tiene sentido, ¿como voy a darte yo uno de mis dioses? ¡Sal de aquí!

Pero el extranjero volvió día tras día al refugio del chaman, sin decaer en la búsqueda de su dios.

Una mañana el chaman, agotado por el asedio,  salió a su patio, cogió una piedra y la envolvió con un trozo de nylon raído y de colores brillantes.
Cuando el extranjero volvió, no sin antes mirarlo con esa mezcla de consternación, hartazgo y lástima habitual,  el chaman respiro hondo y extendió sus manos hacia el requirente.
- esta bien, me haz convencido, aquí tienes uno de mis dioses - exclamó el chaman entregándole la roca envuelta al conmovido visitante - llévalo contigo y pídele todo aquello que deseas.

Se cuenta que el extranjero llevo aquel dios a su casa, le preparó un altar y le encendió candelas, quemó inciensos, le ofrendó cigarros y alcohol y le pidió,  le pidió , le pidió.
También cuenta que el extranjero se volvió próspero,  que su salud acompaño su éxito y que su familia floreció, bajo el favor de su dios, aquel dios privado, aquel mensajero directo con el supremo. 

Años después volvió a enfrentarse al chaman.
Más viejo y más cansado, el hombre lo miro extrañado.
- te acuerdas de mí, pregunto el extranjero visitante.
- no, respondió el chaman.
- hace 25 años tu me entregaste uno de tus dioses, ¿ lo recuerdas? 
El chaman torció el ceño y lo volvió a observar aun más extrañado, asumiendo las palabras del hombre como una improbable locura.
- sí - explico el visitante - yo estuve aquí muchas veces hasta que finalmente, tu me entregaste uno de tus dioses y vuelvo a ti agradecido y preocupado.
Agradecido porque mi vida a sido una bendición continúa y preocupado porque me temo que, de acuerdo a los milagros que este dios a obrado en mi vida, tu debes haberme entregado uno de tus mejores dioses y tal vez eso te haya afectado" 

Miguel exhaló un relato que se escuchaba como todos en su repetitivo speech de guía turístico, recostado a un lado del umbral de una puerta sin puerta, yo me recostada al otro lado muy cerca de él,  escarbando la sabiduría que aquel muchacho andrajoso dejaba escapar de sus labios sin saber siquiera que la poseía.

Habíamos llegado hasta aquel "atractivo turístico" que solo nos costaría 10 Quetzales,  para ver una réplica del Rijlaj Mam o Maximón como se conoce mas popularmente , frente al cual, otra extranjera en exótico español gringo, se hincaba junto a su hija pequeña, para rendirle una ofrenda,  tal vez expiar sus pecados y por supuesto buscar su favor en el cumplimiento de sus sueños.


En lugares como Atitlan, son cientos – sino miles - los extranjeros que huyendo de la humanidad, encuentran en las leyendas indígenas, en sus ropas relajadas, en su aceptado descuido personal, en su precariedad y su felicidad sobreviviente, un camino diferente y menos exigente para crear a su dios.

- ¡ finalmente,  lo que importa es la FÉ ! Me dijo Miguel.

Si usted quiere yo lo llevo ante el Máximon legítimo,  no verá nada, solo la gente de la cofradía, porque lo están aprontando para la procesión de esta tarde.

Aprovechaba así, cada oportunidad desde que llegamos al lugar donde el tenía su comisión de aquellos 10 Quetzales,  para cumplir con la gentileza Chapina de prestador de servicios y tratar de encontrar un "no, esta bien,  no es necesario" y ahorrarse la vuelta;  pero esa vez, como las anteriores y como las tres veces posteriores encontró en mí un: "vayamos por favor"

- ¡ finalmente lo que importa es la FÉ !  Repetía Miguel.

La fé hizo que la roca fuera un dios poderoso para aquel extranjero de la moraleja, la fé es la que hace que esta réplica que no tiene los 600 años del original (como si eso fuera mucho para un dios) sirva para suplantarlo durante estas festividades de semana santa y la fé es la que hace que esa señora le rinda ofrendas ahora, aunque no sea al legítimo Maximón.  
Aunque para las personas cristianas este muñeco de madera vestido con pañuelos, sombrero y corbatas y ofrendado constantemente con alcohol y cigarros no signifique nada, para nosotros los locales descendientes de Mayas y Aztecas, es un dios.


La gringa joven,  rubia y mal vestida, ordenaba su ofrenda enfrente a Maximón, (convenientemente adaptado al sincretismo católico como Judas de Iscariota) con sus rodillas en el piso de tierra. El dueño de casa oficiaba de chaman aunque cuidadosamente advertía que no lo era desde el inicio y su hija con vestimenta típica estiraba la mano para tomar los billetes de 10 de todos quienes llegábamos a aquella miserable morada.
Maximón, el dios atado - otra conveniente traducción de su nombre, aceptado "del lado malo" asumiendo su posición de "traidor de Jesús" para evitar la oposición de los conquistadores Católicos -  le entregaría una de sus corbatas o sus pañuelos a aquella devota que como parte de su ofrenda había traído una nueva para colgar de su cuello.

En el hogar que ese mes albergaba al legítimo Maximón (cada mes esta en una casa diferente de algún chaman supremo dentro de la Cofradía) reinaba la algarabía.

Una banda enloquecía el vecindario con sus instrumentos,  nativos y más extranjeros en sus ropas nativo-hippies, esperaban la salida del santo. Dentro de la pieza, tal cual como lo había visto ya años antes, el humo de vastos cigarros y el aroma a bar sucio mezclado con inciensos, se podía mover como una pesada cortina,  para encontrar los rostros posesos de los chamanes que en honor a Maximón habían chupado y fumado profusamente por horas para lograr su comunicación divina.

Mientras,  por las calles cercanas, los líderes de la cofradía, que co-gobierna el pueblo, que juzga y castiga y que define las castas de esa sociedad, avanza implacable para cargar a su dios en una procesión que los llevará esa noche, a recorrer 8 cuadras, en 12 horas.
8 cuadras en 12 horas - chupando, fumando, cantando y bailando hasta los limites del cuerpo - ,  humillando la Homilía Católica que partiendo en paralelo y desde el mismo lugar (la iglesia católica construída en 1512 disponible con prioridad para la Cofradía y no para el Párroco) recorrería esas cuadras en míseras 3 horas.


- ¡ finalmente,  lo que importa es la FÉ !.

Miguel, sin querer y sin saber por supuesto, confirmaba de forma sencilla, clara e indiscutible, el engaño más grande auto-infringido por la humanidad.

- ¡ finalmente, lo que importa es la FÉ !.
Nada tiene de especial si es una piedra envuelta en nylon, un muñeco de madera que justifica el vicio, un instrumento de tortura y vergüenza Romano del siglo 0 en forma de cruz, una roca gigante en La Meca, un humano gigante pelado y panzón en Oriente, o cualquiera de las otras tantas, de las miles representaciones de dios, ayer, hoy o en el futuro de la humanidad.

- finalmente lo que importa es la fé y la capacidad humana, mayor o menor, mas o menos inteligente, mejor o peor financiada, mas o menos manipuladora, mas o menos antigua,  para Crear su Dios.




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