septiembre 09, 2010

Lima – Tres días de primer acercamiento – 1157 horas

Lima se me hace una ciudad grande, extendida horizontalmente, con cercanías aztecas, pero menos glamorosa.

Digamos que emula muchas cosas de México, representa la migración actual del campo a la ciudad que el país del norte vivió mas fuerte hace muchos años y tiene como ventaja el Pacífico bañando sus costas acantiladas.

Sin el smog defeño, Lima parece ser tristemente famosa por su cielos grises, "panza de burro" dijeran aquí.
De alguna forma, ese “colchón” omnipresente sobre la ciudad, se ve en los ojos de sus habitantes, que caminan soñolientos y con labios tristes por las calles en obra y miran al cielo esperando que el sol (Inti en Inca) se aparezca para iluminar sus vidas.

En plena crisis de crecimiento, Perú es un país que si bien se mueve en dos dígitos, no logra emparejar el crecimiento corporativo de sus grandes grupos económicos con la inversión pública y el bienestar social.

Ojos cortos los míos, de tres días en Lima, que desde Alan García (Presidente de Perú) para abajo, todos pueden refutar:

- Las estadísticas marcan que la pobreza ha bajado del 48% al 34% en tres años.
- Toda la ciudad esta en obras, además de plagada de carteles electorales dados los comicios municipales del próximo Octubre.
 
El tema es que a estos ojos subjetivos y humanos, las estadísticas no los conforman, hasta que no ven a la gente sonreír y en actitud productiva.
Aun entendiendo que tres años son poco tiempo para llegar a esa transformación coyuntural de una nación, la esperanza que los números genera en mi cerebro, no ciega mi vista.

Perú, geográfica e históricamente prometedor, me lo perderé esta vez cerrado a la capital.
En otro plan, me tendrá esta tierra nuevamente cerca, descubriendo Nazca, Iquitos, Cuzco y Machu Pichu algún día cercano.

En Lima, la invitación general es "a comer".
Haciendo honor al famoso, complejo y rico arte culinario imperial Inca,  aquí la propuesta para los gourmet es extensa.

De todas formas, entendiendo que el buen mensaje es oportuno para el resto del mundo, que poco a poco pero consistentemente ha empezado a distinguir la cocina Peruana, es pobre para Lima, que seguro tiene, mucho más para mostrar aún dentro del caos circunstancial de estos días.

 
 Poca justicia para una de las grandes ciudades latinoamericanas.

Como sabemos, uno de mis medidores naturales es el tráfico.
En esto, Lima se compro muchos boletos para algunos premios:

- El parque automotriz es bastante actualizable (viejo), con una presencia porcentual bastante medida de coches de lujo.

- Diría que hay mas taxis que autos en la ciudad, con la peculiaridad de que, o no existe, o hay demasiados colores de identificación para estos carros. Además de ello, ningún taxi en Lima, lleva taxímetro. Los parámetros de cobranza son el conocido "dedo chupeteado al viento” (o sea adivinar), el clásico “según el sapo la pedrada” con el cual los extranjeros solemos salir aplastados y el nunca mal ponderado “viva la pepa” por el cual, un viaje te puede salir 5 soles con un taxista, 20 con otro, 60 con el de mas allá y obviamente, 100 con el que esta frente al hotel con su auto limpio y su consigna de seguro (aunque sea igual al resto).

- Los buses del transporte publico, están esperando desde hace 30 años una renovación, pero por “el sanjón” (el Paseo de la República) ya corre el moderno bus de dos cuerpos que a modo de tren de pista, cruza la ciudad de un lado al otro (la versión Peruana del Transmilenio de Bogota o el Metrobus de Ciudad de México)

- Una ausencia fuerte de semáforos;  el doblar a la izquierda en doble vías como regla; transitar 70 calles y doblar las correspondientes 140 esquinas para llegar de un punto al otro dado que las calles que “suben” difícilmente se intercalan con las que “bajan”;  desconocer las sendas y obviar los espejos, son la respuesta para sobrevivir en esta ciudad que emparcha dameros y carece de vías rápidas transversales o circundantes.

Y allá vamos, felices con nuestras artesanías INCREIBLES adquiridas para la cabaña, aprendiendo a conocer la idiosincracia de un pueblo que nos recibio con calidez y cariño y  que de seguro nos verá llegar varias veces y con el fuerte deseo de volver a casa.

1 comentario:

  1. Perú tiene tanto que dar y enseñar, ojalá pronto puedas ver todas las maravillas que tiene.
    Hazle un zoom a Lima, te encantara.....
    arf.

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