diciembre 22, 2019

Guardia Vieja - La grandeza del vacío

Somos pequeños, somos insignificantes.
Giramos treinta veces al mes sobre nuestro propio eje, mientras caminamos el inexorable ciclo alrededor de un Sol lejano al que solo alcanzaremos si llegamos al caos supremo.

En medio, el vacío.
La ausencia del todo que une las cosas y las separa.
La nada que no solo nos mantiene a distancia, sino que la acrecienta desde el mismísimo big bang.
La incomprendida nada, el siempre oscuro vacío, que al final,  es más que lo que creemos lleno, porque de vacío está lleno el universo.

Hemos aprendido a darle valor a cosas superfluas y desdeñamos el valor de lo absoluto, de lo que reina, de lo que une y separa, de lo que contiene.
Es como el síndrome del ego a escala universal. 

Damos tanta vuelta dentro de nosotros mismos, giramos atónitos y tan tontamente alrededor de un brillo que nunca podremos alcanzar, que nos perdemos del ahora, del gozo de estar, del aire que nos rodea y conscientes o no entra y sale de nosotros como única y esencial fuente de vida.