julio 29, 2011

Bitacora del Navegante - Abril en Weisbaden con Marguita

Una boda, dos cumpleaños, muchas coincidencias.

El aire veraniego de la vieja Europa me trajo de nuevo a estas tierras y por un día y medio, deleite esas ganas mías de cosas inusuales, pasando por el corazón de Alemania.

Ya les había contado en aquel epílogo de una entrada de Abril, que seguro Marguita me tendría aquí, para brindar con ella y Herbert, por su tercer matrimonio;  por el triunfo de su amor, por la victoria indudable de la galantería “a la antigua”, por la persistencia del hombre maduro enamorado, diferente a cuando se es adolescente, joven o adulto, pero seguramente, tan profundo o más a los 70.
Llegaron en tres carruajes antiguos tirados por caballos de pura sangre, dos esquicitos “cabezas frías” noruegos llevaban a los novios abriendo la marcha desde la casa de campo y un árabe guiaba a un nativo tan negro como él, en paso señorial con los invitados al cierre de la caravana.

Las campanas de la iglesia principal de la ciudad, enrarecían el mediodía de un sábado soleado, lleno de colores y del rumor de la gente que elegía las cafeterías en los alrededores de la Plaza del Mercado,  para disfrutar el susurro de la fuente en su centro.
Nadie pudo evitar mirar la procesión, muchos fueron los que curiosos se acercaron a ver aquellos carreros, con hijos y esposas, vestidos de época, acercando una pareja de pelo cano y dorado al templo.

Llegamos corriendo, tarde ante la exactitud teutona.
Los novios estaban prestos para arrancar su camino al altar y como niños, zigzageamos por la alfombra central de la mano, hasta llegar a la segunda línea de bancos del lado izquierdo.
Alli estaba la familia de Marguita.  Elie que nos había guiado con sonrisa amplia nos abrazo a la llegada, Susi, compartió besos nerviosos por ver a su madre en esas huestes y el resto nos fue presentado mientras la marcha nupcial ya comenzaba a sonar y el ala derecha, miraba con su rectitud germana el desorden provocado por los recién llegados.

Dio tiempo para un:

- Feliz cumpleaños Susi!!
- Feliz cumpleaños para ti también, Abril!!
Coincidencias de la vida, que me llevaban por el día a la capital de Hesse, justo cuando Susi festejaba su cumple y el casamiento de su madre lejos del México Natal y Abril, mi prima mayor, el suyo, cerca de Langen, la ciudad que la capturó hace 32 años y la alejo solo físicamente de Montevideo.
En una pasada de esas típicas de Ismael, hacia 11 años atrás había estado no más de 2 horas en su casa cercana a Frankfurt.  Ahora, pudimos compartir el día casi completo, café de por medio, casamiento extraño de pasada, amorosa recepción de amigos recibida y hasta alguna salsa, merengue y carnavalito bailados ante los ojos asombrados de los sexagenarios invitados a la recepción.

Algunos se nos sumaron, y aprendieron al mismo tiempo que nosotros como cambiar sus pasos de música típica teutona, por caderas danzarinas;  inaugurando nuevos estilos de baile tropical,  inundados de sonrisa, de sudor sentido, de seducción a flor de piel.
Wiesbaden es una ciudad deliciosa, de las pocas intocadas por la Guerra, lo que heredó a sus distinguidos habitantes, una estructura edilicia que asombra y un ornamento verde que se cuenta dentro de los más exuberantes de las ciudades europeas.

Ciudad romántica con rincones y callejuelas que te sorprenden a cada paso, ciudad altanera de edificios que se imponen; ciudad delicada, en la línea, en la curva, en el brillo del sol entre sus casas, en el correr de la lluvia veraniega que nos esquivo en la despedida.

Placer enorme de acercarse a la familia, a la familia elegida;  placer enorme de reencontrarse como si en el patio trasero fuera, con Elie y Susi en la lejana Alemania;  placer de estar allí presenciando la promesa, bailando y cantándole a la novia, disfrutando de la sonrisa cómplice del Cura Protestante que casi bailaba detrás del Atril disfrutando de sus vecinos que inusualmente tomaban votos. 

Placer de quedarme con las pupilas llenas de Weisbaden, con el par de horas que faltaron para ver mucho más y que son, certeza absoluta, de que algún día, pronto, como siempre, volveré al corazón de Alemania, donde de corazón,  he sido recibido un Julio más.

julio 16, 2011

Orlando - Cuestiones de Forma & Contenido

Por eso me disgusta el vino californiano, porque es agresivo.
Te tomas un par de copas y terminas escribiendo cosas como estas, que quien sabe que terminaran diciendo.
Hoy…un día como hoy, una noche como hoy, uno no debería escribir a las 00:30am sobre Forma & Contenido.
Me recuerda dos personas, que metafóricamente comparten una misma posición en mi vida. mi socio y amigo, de quien digo siempre que es como mi “tercera esposa”, porque me busca, me ubica y me contacta como nadie en los horarios mas inusuales de un fin de semana y Ella, que pudo ser aunque no quiso, mi “tercera esposa”.
Ambos compartían sus cuidados en los temas relativos a la forma y el contenido.
Ambos solían recordarme y mi socio suele aún, que no debo ser tan gentil, cercano y en mis palabras “real” con la gente.
-      En los negocios, evita expresiones como “que tengan un feliz fin de semana”, o “disculpas, no pude llamarlos porque estaba volando a Rio” o “reciban mis mejores deseos para la semana que inicia”.
-    Porque tienes que decir cuando estamos con mis amigos,  que “comiste una hamburguesa de Portobello increíble!!  en Santa Barbara”, o “si van a Sao Paulo no dejen de probar el capuchino especial de Kopenhaguen” o “ no hay atardeceres como los de Las Cumbres en Punta Ballena”.
Como puedes dejar salir así tanta cosa rica, tanto buen deseo, tanto que mostrar...con esa forma además, esa forma tuya de decir todo naturalito, como si nada hubiera pasado, como si para todos tuviera que ser verdad, como si la gente quisiera escuchar la verdad y con esa sonrisa, esa sonrisa "burlona" en los labios. ¿Como te van a creer? ¿Como queres que lo tomen!!?

Cuidado!
Cuidado con la forma y el contenido, porque del otro lado lo pueden tomar mal!!!!
Es inadecuado, porque talvéz no pasaron un feliz fin de semana ni lo buscaron;  o en una de esas está mal que yo haya volado a Rio y ellos no;  es más, a quien le importan mis buenos deseos para una semana de arduo trabajo que comienza!!!
Es abusivo, incorrecto, ofensivo incluso para la manada que pretende lo que no és.

Reconocer que las hamburguesas también existen de una especie de hongo y que lamentablemente todo se empieza a hacer en el norte por las Californias.
Está mal que se les haga agua la boca con algo que por prepararse en Brasil, talvéz jamás prueben , no porque no visiten ese hermoso país, sino porque cuando lo hagan no quedara mucho lugar después de la cerveza y la gaipirinha.
Talvéz este mal que les recuerde que el sol se pone a  la hora que muchos se levantan y que es un espectáculo maravilloso que nadie debería perderse día alguno sobre la tierra.
Es que eso de cuidar las formas y el contenido, para mí,  se hace imposible.
Mi contenido es real, existe, se palpita y vive con intensidad.
No por ello es el mejor, ni el único, ni el más disfrutado.
Solo és, y con eso es suficiente para mí.
Mi forma es mía y todos tenemos el hermoso derecho de elegir.
Por ende, siempre pueden elegir si escucharme o no, si leerme o no, si respetarme o no, si quererme o no.
Suelo no estar y si estoy soy bastante difícil de encontrar, nadie me cruza por casualidad, hay que hacer un esfuerzo para encontrarme, evitarme es casi natural.
Por ser mía mi forma, no necesita más razones para justificarse; como no lo necesitan los ojos que miran y hablan, los labios que besan y gritan, las manos que rozan y pegan o las piernas que aflojan o aprietan.
Porque tú tienes tu contenido y tu forma también; y que bueno, que en tu pobreza o tu grandeza, los demás podamos elegir si te queremos cerca o no.
Siempre preferiré un Sauvignon Blanc de Casas del Bosque, el Cabernet de Rutini, un Malbec de Luigi Bosca o el buen Tannat de Pisano, para evitar que estos Californianos causen estos exabruptos.

julio 15, 2011

Orlando - La escalera desde el cielo

La escalera casi infinita que habíamos subido por más de tres años se nos volvió tobogán y no supimos evitar la caída.

Al principio nos miraban con descreimiento, dos vidas diferentes, dos personas decididas a estar solas y un entorno que disfrazaba fracaso con fiestas, maltrato con lástima y decepción con amor desconocido, ayudaban poco a creer en lo posible.

Con el tiempo, la consistencia y la constancia, los mimos de ida y vuelta, el cambio de vida y la sonrisa sostenida, vencieron su batalla como siempre y tuvieron que respetarnos.

Sin poder aceptarlo porque sería abandonarse a la realidad, ese espejo que tanto miedo genera, aprendieron a querernos y aprovecharon a compartirnos.

Hasta que un día, aislamiento de por medio,  yo pensé, dejaron de atacarnos.

Pero el enemigo nunca esta fuera.
Sin un piano en el cual tocar, el mejor concertista nunca será genio.
Y en nuestro piano había varias teclas que sonaban mal, teclas que muchos querían tocar y que ni siquiera necesitaban ser tocadas; teclas que nosotros no atinábamos a cambiar.
Teclas que arruinaban de a ratos,  la sinfonía que juntos componíamos cada día y que dejaban un vibrar diferente en el diapasón de nuestra vida.

Si una bailarina cae en medio de la obra, no importara cuan fantástica haya flotado durante el resto, el sabor de la caída prevalecerá, en el publico, en el cuerpo de baile, en la bailarina.

Y con diferentes niveles de consciencia la escalera se nos fue enjabonando al final del 2009 y los tropezones afeaban cada día más nuestra danza.
Algunos, los teníamos muy presentes, otros, los sufríamos en silencio, los menos tratábamos de ignorarlos para no ver el final.

Toqué fondo en Marzo y en Abril decidí sepultarnos, pero antes de mirarte a los ojos y decirte adiós, me senté como hoy a escribir lo que sentía; a bajar a tierra lo que en la mente se enloquece  y en la tripa se revuelve, para apartarlo de mi y en la distancia, encontrar respuestas.

Y como hoy lo hizo la “Princesa Primavera” al perder a Gus, yo saboree las lagrimas más amargas mientas mis labios se abrían en sonrisa, porque los tres años de lucha estaban llenos de alegría y porque si así no hubiese sido, nunca habría llorado.

Entonces fiel a mí, respire hondo y suspire mas; re-arrancando, evitando la despedida y buscando nuevas recetas.
Deje de hacer lo mismo, para tratar de obtener nuevos resultados.
Abandone mi trabajo y deje de viajar.
Me encargue de estar siempre para cuidar y salvar, para ordenar y motivar, para “regar la plantita”, pero con los días debí aceptar que fue peor.

Tierra y planta deben ser uno, antes de recibir la bendición del riego.

La última semana fue la peor, obvio.
Una sucesión de hechos bochornosos, dijera la gente de VideoMatch hace años atrás, por ponerle algo de humor al momento de mierda;  el de entonces, el de ahora cuando  se recuerda.

Sin caer al abismo siempre tan lejano de las relaciones convencionales;  vivimos cosas a las cuales no estábamos acostumbrados.
Con años, divorcios y mucha vida, yo jamás había pasado por todo aquello y lo que antes nos alimentaba sorprendiéndonos cada día, ahora nos aterrorizaba y nos castigaba, me aterrorizaba y castigaba; al tiempo que abierto de brazos y mirando hacia arriba, buscando en la desesperanza aquello en lo que no creo, seguía sin respuestas.

Y esa mañana del 15 de julio, hace un año ya, cuando entraste y saliste del cuarto de huéspedes varias veces sin siquiera saludarme, yo supe que estaba completamente vacío.

-          ¿No te parece que tenemos que hablar?  Te dije ya pasado el mediodía, en una de tus vueltas indiferentes.
Con cara de ¿si? Te sentaste en nuestro living a esperar talvéz, una vez más, mi revisión sentida de los acontecimientos y la proposición de una nueva técnica de salvataje.
Pero yo estaba vacío, insensible y venía de mucho tiempo de pesar.
Nada es más fácil que decir lo peor, cuando lo único que quieres es poner la cabeza en la almohada empapada, pero en paz.
-          Solo nos falta empezar a pegarnos…estas últimas semanas han sido un tobogán imparable en el cual cada día pasa algo nuevo, diferente y peor que el día anterior. Si seguimos así, terminaremos ofendiéndonos y no lo merecemos.
Sentí que tu ¿Si?, se volvió un ¿Qué hacemos?, pero talvéz si lo hubiera escuchado, me había sonado más interesado.
-          Creo que debes irte.
Y tu ¿Qué hacemos? Se volvió un ¿Qué? no entiendo!;  aunque en realidad nunca supe que pensaste entonces, ni después, ni ahora.
Los momentos horribles tuvieron su momento, los decepcionantes también, los tristes se extendieron  más de lo que uno quiere, ¿porque quien los quiere?
Yo invente una huida facilitadora, rozando lo cobarde, de la cual no me arrepiento; y hoy, como hace un año, estoy marchando al viejo continente a refugiarme en el cariño de mis hijos, a distraerme en la vorágine de mi vida nuevamente elegida, a presenciar una prueba de amor sorprendente en el casamiento de dos extraños que me llevara a Alemania otra vez con Elie y Susy;  a la energía de un sol que por veinte días y ojalá mas, me siga alejando del invierno del sur que afortunadamente ya no congela en mi alma.

julio 10, 2011

Buenos Aires - Lo que nos hace mal?

-          Te hago mal?
Me dijo con su voz un poco mas aflautada de lo deseable y ese tonito porteño insoportable que distingue a los vecinos del Rio de la Plata.
Algún defecto tiene que tener!! Pensaba yo cada vez que la escuchaba, esperando el momento muy remoto de acostumbrarme.

Era una morocha argentina con todo lo que se puede pedir.
Le costaba creer cuando yo le decía:  Si tuviera que dibujar a mi mujer ideal, te dibujaría.
Y no mentiía, ni un ápice, aunque jamás dibujaría tan bien.

El sueño del pibe!!
El mejor regalo de Papá Noel!!

Amontonaba desproporcionadamente voluptuosidad y me sorprendía con todo aquello que no se espera jamás de alguien tan afortunado en lo físico.
Es que el hombre, el macho, da por claro ese misterio del equilibrio y ante tremendo “cacho de carne” resigna instintivamente los detalles de una dama o de una mujer de verdad.

Pero ese fin de semana, me enseño que tan errados, como siempre, están los machos de la raza.

Habíamos caminado toda la tarde a la sombra de árboles centenarios, saboreamos un Cabernet Sauvignon bien frio al impacto de un sorprendente sol de invierno, del que se recibe con más placer, como todo lo que nos llega sin esperar, como todo lo que nos sorprende en el lugar y tiempo menos esperado.
-          Viste alguna farmacia o un super? Es que olvide mi cepillo de dientes.
Y fue suficiente para que en esa búsqueda de “posteridad”, se me ocurriera una de esas ideas tan mías como inconscientes, como creativas, como mágicas.
Ideas simples que regalan sueños;  que ponen futuro de cuento de hadas a un presente que te sorprende,  que lanzan esa cuerda imaginaria que te amarra al otro para toda la vida. Esas cuerdas tan mías.
-          Yo tengo y no me molesta compartirlo. Además, si compartimos una cama antes de saber tu celular o tu mail, ahora que los acabo de agendar, ya puedes usar mi cepillo dental.!! Seguro por allí no se nos pegara nada que no hayamos compartido.
-          Ok, es que a la gente no le gusta. Me dijo.
Yo sonreí, se me ocurrieron respuestas egocéntricas como “yo no soy como la gente”, pero termine solamente sonriendo para que entendiera, “desde hoy, mi cepillo es tuyo…”
Entonces comenzó el camino de los sueños…
-          Te propongo algo, instauremos este nuevo cepillo de dientes como lo primero “nuestro” y pongamos condiciones.
Me miro con sus ojos jóvenes, en aquel tiempo 13 años menor que yo y una cara llena de no entiendo del todo.
-          Llevémoslo con nosotros cada vez que nos veamos y usémoslo ambos.
-          Aha…..?
-          …y cuando ambos estemos de acuerdo en que se ha arruinado por el uso, debemos hacer algo, como cumplir una prenda, ¿que se te ocurre?
La cuerda estaba tirada, ella sonreía por la ocurrencia y ambos vivíamos la incógnita de la nueva ocurrencia, la que atara el cabo, la que nos permitiera soñar por separado en un futuro compartido de alguna forma.
Esa extensión de aquel momento que estábamos disfrutando sin preguntar cuánto duraría.
-          Lo tengo!.... cuando el cepillo ya este arruinado, vivimos juntos por el tiempo que dure un segundo cepillo, ¿de acuerdo?
-          De Acuerdo!!
La propuesta era simple y fácil de aceptar.
Aceptar tiempo suficiente para conocernos al influjo del desgaste de un cepillo dental.
Tiempo limitado para medirnos juntos con un final previsto de antemano y muy fácil de manipular.
Llegábamos al hotel, las manos se habían apretado un poco mas tras el trato y los cuerpos compartían el calor que quitaba la sombra de los arboles.
Con su cuerpo lleno de mi sudor y el mío de su lengua, me dijo:
-          ¿Te hago mal?
Yo ya había aprendido que se refería a si me pesaba, si me incomodaba su cabeza sobre mi pecho o mi brazo, si podía causar algún daño físico con su cuello o su largo pelo azabache sobre mí..
Pero cada vez que  me lo preguntaba, se repetía en mi ciento de veces, ¿me hace mal?
Quién sabe, algún día sabré que tan mal me está haciendo esto que hoy me llena de placer.
Todo pasaba por mi,  mientras se escapaba un “para nada, es un placer”, verdad también, pero la pregunta seguía resonando en mi ser…”’¿será que me hace mal, será que me hará mal?”
-          ¿No sientes un olor?
La habitación estaba llena de nuestros aromas, de horas de cama, de horas de mimos reiterados, de caricias llenas de ternura, de apretones llenos de pasión, de fluidos desparramados con euforia.
-          No – me dijo.
-          Hay como un olor a mate…
-          Siiii, yo lo preparo! - y brinco de la cama.
¿También preparas el mate pensé? El macho volvía a limitar instintivamente a aquella belleza con la mejor lencería que haya quitado.
No solo preparaba mate, preparaba SU mate, porque el uruguayo no había traído uno.
Y lo cebaba, y aprendía a “darlo vuelta” y lo intercalaba con miradas sonrientes y besos furtivos.
-          ¿te hago mal? Volvió a preguntarme ahora sentada en mis piernas.
El arremolinar de respuestas volvió a pasar por mi mente.
-          No preciosa, hoy, no me haces mal

EPILOGO: Como todo plan, cada sueño debe tener parámetros bien medibles para ser posible y manipulable también para ser humano. Asi que después del ultimo vino de la noche, acordamos que compartiríamos la “guarda y custodia” de “nuestro cepillo de compromiso”.
Cada vez, uno se lo llevaría, asegurando tantas cosas en ese sencillo acto. El pretexto siempre presente de “un cepillo que espera ser usado”, el chivo expiatorio ideal que no comprometa, el interés innato en cargarlo para el próximo encuentro y porque no, la posibilidad de usarlo mucho si se quiere gastado o cambiarlo por uno nuevo si no se esta listo para el siguiente paso.
La tan mentada seguridad que el hombre persigue y yo no me canso de repetir que no existe. La seguridad de un sueño que e cumplirá.

julio 08, 2011

Desde el mar - Dejarse invadir

La dualidad, las dos partes imprescindibles para el equilibrio, los dos polos que se atraen, las dos partes del hombre y su expresión en la vida, en el arte, en la comunicación, en los sueños…son parte protagonista del todo que vivimos.

Pero ese todo es esencialmente una unidad, el equilibrio es único, así como la atracción, la vida es una, así como una pieza de arte, como la palabra y la sonrisa, como el sueño realizado y el onírico aún, como el ser, único e irrepetible en cada uno de nosotros, que en su multitudinaria unicidad, se une al todo, para volver a ser uno y solo uno, si quieren, llamémoslo esta vez “universo”.

Estar en contacto, dejarse embeber por él, dejarse empapar hasta lo más profundo por ese universo del que somos parte fundamental y motor de vida, es la clave para encontrarse a su vez con uno mismo, con el ser profundo, con el “chi” si quieres nombre oriental, con la esencia, con lo divino si tu iglesia te pesa, con lo SUBLIME.

Nacemos con todas nuestras capacidades a flor de piel y con el tiempo, desde el nombre temprano (Ismael en mi caso), aprendemos a desaprender el arte de encontrarnos e identificarnos.
Pero el ser es tan fuerte, que a pesar de nuestro foco en ignorar, a pesar de todo el esfuerzo de la sociedad, las iglesias, nuestros padres, amigos y amantes, resucita incontrolable al influjo de ese todo en el que a tientas vivimos, sin consciencia ignoramos y sin paciencia perdemos.

Y allí estamos, los más ruines y los más sanos, asombrados ante un nuevo amanecer, ensimismados en la maravilla de una flor o un prado verde, encantados con el cantar de un bosque, tiritando a la sombra fresca del árbol que se entrega, flotando en la brisa del mar que se interna sin permiso o energizados bajo un sol que sigue adelante, como todo, a pesar de nosotros.

Nadie puede negarse, muchos se esfuerzan;  y las grandes ciudades encerradas, las multitudes de visión limitada, los ruidosos hábitat que hemos inventado, ayudan y apoyan ese alejarse. Pero nadie puede negarse, tarde o temprano, muchas veces muy tarde…se busca la gloria que las pastillas ya no permiten encontrar en el sueño deseado y buscan ser invadidos, ojala agresivamente, por lo bueno que los rodea y no son capaces de ver.

Benditos los que encuentran en el sexo esa forma de acercarse fugazmente al ser, benditos aquellos que se dejan asombrar constantemente en su alerta pasiva, benditos los que se encuentran cada noche en sus sueños con el caldero tibio y aromático que cargan silencioso desde el nacer.

Por eso fue bueno llevarte allí, y mostrarte la magia que rodea el bullicio de tu mente y el arremolinar desafortunado de los sentimientos que esta genera.
Por eso es bueno detenerse en la hoja dorada que ya cayo, en la forma de la nube que en el presente se dibuja para ti, en la silueta dorada del sol que se zambulle en el horizonte, en la brisa poblada de dulces y salados, en el pasar del tiempo afortunadamente imparable que nos regala un ahora en cada instante, un ahora para disfrutarlo desde adentro, un ahora que no necesita análisis,  ni preguntas ni respuesta, ni sentimientos encontrados, un ahora único, como tú, como yo…cuando nos permitimos ver.

Como tú, como yo, partes de un nosotros, único.