diciembre 22, 2019

Guardia Vieja - La grandeza del vacío

Somos pequeños, somos insignificantes.
Giramos treinta veces al mes sobre nuestro propio eje, mientras caminamos el inexorable ciclo alrededor de un Sol lejano al que solo alcanzaremos si llegamos al caos supremo.

En medio, el vacío.
La ausencia del todo que une las cosas y las separa.
La nada que no solo nos mantiene a distancia, sino que la acrecienta desde el mismísimo big bang.
La incomprendida nada, el siempre oscuro vacío, que al final,  es más que lo que creemos lleno, porque de vacío está lleno el universo.

Hemos aprendido a darle valor a cosas superfluas y desdeñamos el valor de lo absoluto, de lo que reina, de lo que une y separa, de lo que contiene.
Es como el síndrome del ego a escala universal. 

Damos tanta vuelta dentro de nosotros mismos, giramos atónitos y tan tontamente alrededor de un brillo que nunca podremos alcanzar, que nos perdemos del ahora, del gozo de estar, del aire que nos rodea y conscientes o no entra y sale de nosotros como única y esencial fuente de vida.


mayo 11, 2019

Desde el Aire - Compañer@ de Viaje


El mundo fantasea con viajar.
Pero viajar, tiene tantos significados y acepciones como el propio viajante.
Significa partir y llegar. Pero también significa esperar y correr, dormir, comer y transitar por lugares peores a tu propio lugar...y también por mejores.
Representa exponerse y aceptar, comunicarse y escuchar, y entender y evolucionar...y a veces revolucionar. 

Viajar con este viajante es además un ejercicio agotador, dormir poco, prestar mucha atención, probar a fondo el desapego y la adaptabilidad. 
Viajar es sin lugar a a dudas, siempre y en especial conmigo, salir completamente de la zona de confort y recibir la recompensa o el castigo, sin otra opción que aceptarlo.

Por eso, quienes viajamos sabemos que es mucho más fácil encontrar el mejor amigo o la esposa ideal, que un compañer@ de viaje.


Por 18 años he viajado más bien solo, en especial a los destinos y búsquedas más desafiantes.
Estos últimos dos meses, he compartido estos viajes prácticamente indeseables, con mi hija Nicole.

Este tiempo he aprendido mucho.
Este tiempo he confirmado todo.
Este tiempo he reflexionado sobre los tiempos que vendrán.

Cuando uno abre sus ojos en soledad después de pocas horas de sueño, cuando respira hondo y se rinde a la ducha matinal, cuando sale a enfrentar cada jornada con la presencia que quiere transmitir y no escatima, ni frena, ni duda en seguir o cambiar, ni sufre postergar cualquiera de sus necesidades más básicas y todas las demás ; termina el día exhausto, a veces satisfecho y a veces decepcionado, pero siempre orgulloso de haber hecho la diferencia una vez más y haber aprendido en el proceso.

Esa sensación resultante es el propio motor que impulsa la nueva jornada y es también, nuestra regla. La regla con que medimos, la medida no por infinita inexacta de nuestro merecimiento y por consecuencia, de nuestras expectativas.  Los planes que las regulan, las acciones que las impulsan y las metas que la confirman. 

Pero todo esto, visto en el espejo de Nicole, cambia totalmente.

El camino por el eje de lo extremo que incendia mi pecho, quema en otros.
El juego de darlo todo, como sea y ajustándose a un plan siempre cambiante, se resume en calvario cada despertar.

Y porque lo viví ahora y no antes?.
Porque todos los viajes previos con la enanis eran de los no indeseables, eran los que nacen para ser compartidos.
Porque todos mis viajes compartidos, son planeados para el placer y si bien son exigentes, gozan de una actitud de adaptabilidad, que refrena mis exageraciones, enlentece mi paso y contempla la necesidad.
…y porque, como me lo comenzó a demostrar aquella noche caminando por Roma, Nikky es como yo y ya me supero... y ella es capaz de bajar la cabeza y envestir con la misma fiereza sin medir el impacto en el cuerpo y el alma. Pero no deja de ser mi niña y me duelen sus ojos cada mañana al despertarla y me duele su entrega cuando se levanta y esta lista en tiempo sin chistar.


Ver mi mundo en su espejo, me ha enseñado sobre todo, que lo aceptado como normal, es una presión gigante para mi humanidad. Para el cuerpo que sin entrenamiento se despliega sin límites, para mi mente que acusa su falta de relax y para mi alma y mi espíritu que gritan por Paz.

Empieza un tiempo de cuidar, de enfocar y de priorizar.
Un tiempo de egoísmo individual,  un camino que había empezado exitosamente y abandone traicionándome tiempo atrás.
Empieza, una vez mas.