septiembre 05, 2010

Punta Cana – Cambiando el Arte por la Magia – 1700 horas

Punta Cana es de esos lugares donde el calor húmedo se disfruta, mucho más de lo que se sufre.
El caribe mexicano suele vivirse con pesar y eso, siempre resta sonrisas.

Será el hecho de que es una isla, la brisa reparadora que siempre es posible encontrar, el verde en innumerables tonos que se te mete en el cuerpo por su exuberancia, o talvez los pavos reales y otras aves exóticas a las que casi debes pedir permiso para pasar, vaya a saber que será.

Recuerdo que mi primera vez en Dominicana fue también por Agosto, pero es vez parece que llegue unos días antes de que los pichoncitos de estas aves del paraíso poblaran todos los rincones del jardín, como lo hacen hoy.

Dominicana, que comparte en geografía esta isla La Española con Haití o mas bien divide esta isla con ese desafortunado y maltratado país, es una realidad fuera y otra totalmente diferente dentro de los complejos turísticos.

Supongo el único elemento unificador es su gente, su calor, su pasión y simpatía, acompañada por esta música pegadiza que mueve la sangre.

 
Esta vez toco el Melia Caribe Tropical.

Pero el escenario no es muy diferente a nuestro adorado Iberostar o el menos afortunado Barcelo que nos divirtió otras veces.

Parece que lograremos esquivar los huracanes y tormentas tropicales.
Hoy el día brilló aun mas que el atardecer de ayer y… que les puedo decir, no me asombro nada.

Mientras escribo esto en mi Blackberry, empiezo a sentir la fina arena blanca bajo mis pies y mis ojos enceguecidos con la escritura aún no ven el mar turquesa que mis oídos anuncian muy cerca.

Las sombras de las palmeras que pululan onduladas en la costa me distraen al proyectarse sobre el visor y ya no puedo más que parar de contarles, para respirar este aire rico.

El agua fresca me sorprende mojando mis pies.

Los típicos camastros y las palapas individuales de palma completan el escenario.
A la izquierda, como a 2 kilómetros, la punta que nos divide de Bavaro, donde habitualmente e ido, a la derecha, muchos kilómetros de Palmeras bordean la rivera poblada de botes, pequeños cruceros y el océano ondulante que suavemente va y viene.

Debo ser sincero, entre este párrafo y el anterior, el agua me atrapo.
Después de todo el día en salones de reunión, y con el sol a una hora de irse, no quise, ni pude contenerme.

La playa esta inusualmente vacía, era el único en el agua a un kilómetro a la redonda.
 
Ahora camino lento, evitando patinar mientras les escribo; hacia la piscina para matar mi sed, o empezar a matarla con un Mojito en tiempo de merengue

Siento que mis palabras de hoy carecen de todo arte.
Ningún recurso literario espontáneo o reflexivo.
Ojala la magia contagie vuestra lectura y el tiempo valga la pena.

Salud.

3 comentarios:

  1. Ese es el caribe, que te aleja que te atrapa todito y te convierte en una persona con una sensibilidad deliciosa y que su naturaleza te envuelve de tal forma que se lleva los sentidos y ya de regreso a la rutina te los devuelve relajados.
    Salud y a disfrutar
    Yo

    ResponderEliminar
  2. exquisito lugar por lo que cuentas y vemos a traves de tí.
    gracias por compartir todos esos momentos y mostrarnos esos bellos lugares que tiene nuestro planeta ...

    ResponderEliminar
  3. Simplemente GRACIAS - CL

    ResponderEliminar