octubre 22, 2010

Ficción – ... y la puerta se cerro detrás de nosotros. - 1429 horas

El destino estaba definido, su tierra ya lo había visto trabajar de sol a sol y ahora su horizonte se extendía infinitamente, hasta donde solo el tiempo lo podía limitar.

Su primer ticket aéreo temblaba de ansiedad en sus manos.
El destino era lejano y totalmente desconocido.
Paraguay lo recibiría para estrenar su talento, ante la crítica de un pueblo diferente, que seguramente buscaría toques inexplorados en sus hogares y lo obligarían a aprender y a desprenderse de las inquietudes locales que por algunos años lo habían moldeado.
Habría que adecuar aquellos hogares al calor sofocante del clima mediterráneo, ausente de mar, ahorcado entre dos grandes ríos, sudoroso de humedad constante, sedíento de tererés guaraníes y cataratas inmensas.


Francois Montperrier lo acompañó en aquel primer viaje.
Era su contratista inicial y el hogar de unos primos del francés, los acogería en la periferia acomodada de Asunción.

Una escala en Buenos Aires permitió que Francois improvisara regalos tempranos para las damicelas de su hogar, su mujer y su hija, inexperto viajante que se carga a la salida.
Sentados a la espera, Francois comento:
- Viste que lindas chicas que hay en free shop?
- No, la verdad no he pasado por allí.
- Dale, como si no te importara, mira que tu fama es bien conocida.
- Mi fama?
- Vamos Jack!! , se antecede a tu persona que eres un conquistador nato, incapaz de estar lejos de una nueva presa en cada momento.
- Nada mas alejado de la realidad mi estimado Francois, no son estos ambientes donde yo me desenvuelva con soltura ante la presencia femenina.

Jack no mentía, era difícil que el imaginara lo que el devenir de los años le programaría y que lugares tan desconocidos entonces como las salas de espera y los aviones, serian “la nave nodriza” de sus encuentros.

Tres chicas pasaron frente a ellos, cargadas de bolsos que lucían orgullosos sus marcas, fruto de un seguro vuelo de “compras” al Buenos Aires Fashion, que tanto tenía para ofrecer por monedas.
Ella lo miro al pasar y repitió el giro de su cabeza desde los asientos cercanos donde esperaban la salida del mismo vuelo.

Lucia brillante, elegantemente vestida, sonriendo y charlando sin parar, festejando la euforia de la compra en compañía de sus amigas, comentando seguramente los muchos piropos que los babosos pero guapos argentinos les habrían propinado ese fin de semana.

Francois vio menos, pero igual noto las miradas

- si si, nada mas alejado de la realidad, murmuro entre risas, mientras Jack sacudía la cabeza en negativa.

El cruce inexcusable de miradas la dejo pasar por su lado en el avión.
Estaban dos asiento atrás y Jack aprendió en ese instante, que ningún pretexto es mejor que ayudar a una dama con sus bolsos, para emprender un viaje en conjunto.
Cuantas veces repetiría la receta cuando ya fuera un experto en vuelo!!

La suerte estaba echada, solo faltaba imaginar y hacer realidad, como encontrarse con aquella mujer que halagaba su vista, en una ciudad desconocida, en días de trabajo extenuante, habitando la casa familiar de un Francois reservado y con solo algunos pocos dólares en la bolsa.
La ceremonia de los bolsos se repitió al descender y Jack completo la misión cargando el mas pesado hasta la salida.
Algún papel y el bolígrafo del oficial de migraciones sirvió para anotar los datos que posibilitarían el encuentro, mientras Francois sacudía ahora la cabeza y Jack levantaba su hombro izquierdo al unísono de una mueca en su boca, como diciendo:

- yo no quería, no tengo idea que paso.
- Si si, imagino – decía Francois – que con asombro recordaba los cuentos previos, que aunque eran creíbles, deslumbraban al ser confirmados.

Ella llamó y paso por Jack esa misma noche a la casa de la familia de Francois.
Jack solo pudo llegar, darse una ducha y escondiendo vergüenza, avisar que saldría inmediatamente.

- mañana empezamos a las 8AM – grito Francois mientras Jack ya se subía a la Toyota azul.
- Claro, estaré por aquí en un rato, tranquilo y …discúlpame con tu familia, tratare de no molestar a mi regreso.

La noche se extendió increíblemente, la charla era insaciable al igual que los ojos.
Ella no era una niña y el ya estaba maduro, lo que le daba a las miradas, las manos y las bocas, una sintonía húmeda de agobiante, sorprendida y mutua búsqueda.

Cuando ya no era hora de volver, unas empanadas y una cerveza a la luz de la luna, antecedió a una estación de servicio para ver las primeras luces de un temprano amanecer.
La charla seguía, parecía que ningún tiempo seria suficiente y contener el impulso de la química en sus cuerpos se hacia una tarea agotadora.

Subieron a la camioneta, el debía marchar.
Necesitaba tiempo al menos para bañarse y cambiarse.
Si eran madrugadores, sus anfitriones podrían estar ya levantados y eso haría menos vergonzosa la molestia.
Las calles se entreveraban, el desconocía la ciudad y empezaba a conocer su calor desde el asiento del acompañante.

Un giro a una calle rústica de balastro, el verde de la periferia que se veía derredor, un giro a la izquierda y un estacionamiento con una cortina metálica que se cerraba automáticamente tras de ellos.

Jack odiaba los moteles y sabia por cuentos de amigos, que estaba en uno de ellos.
Solo una tarde adolescente había tratado de llevar a una pequeña a uno de mal gusto, y habiendo caminado 15 veces la cuadra donde estaba la puerta, ambos habían definido que no podrían entrar allí.

Toda condicionante al sexo era un problema para Jack.
Una playa, un parque, el zaguán de una casa, la escalera de un edificio, un ascensor o el living contiguo a la reunión familiar estaban bien, sumaban, excitaban, pero un motel, un motel no.

El la miro y le dijo:
- donde estamos.
- Pensé que querías…
- No me gustan los moteles dijo mientras ya fuera de la camioneta, entraban por una puerta a una habitación de esas que Jack conocía por las películas.
Ella pidió disculpas, tenía mas experiencia que él, pero se veía realmente avergonzada por su elección unilateral y el rapto perpetrado.
El lo noto, pero igual continuó su descarga:

- odio los moteles, no se como reaccionar aquí - decía sentado en la esquina de la cama mientras aquella dama que se derretía por su sexo, parecía empezar a sollozar por su pesar.

El se acerco, la abrazo, y el motel se esfumo por unos minutos.
Había sido larga la noche, la charla deliciosa los había llevado a una realidad donde se conocían de toda la vida y lo que entraba por los ojos los llenaba de lujuria y búsqueda de placer.

La química siempre reclamada, la magia siempre bendecida, hacia de ellos uno solo y no había nada que pudiera evitar que lo disfrutaran.

Volaron al encuentro de Francois, cuando ya habían pasado las 7 de la mañana.
En la puerta lo recibió con traje y corbata, en 10 minutos, debían salir a su primera reunión.
Jack disfrazo vergüenza con vanidad, la despidió con un beso de hasta muy pronto y corrió a aprontar su jornada.
Se durmió en cada reunión.
Francois inesperadamente lo comprendió.
Fueron varios los retornos a Asunción.
Ella lo visitó en su paraíso para seguir alimentando aquello que tan naturalmente los unía.
Ambos en cierta forma sabían que no había un futuro juntos, pero estaban seguros de que si tenían una vida conectada para siempre.

Hace poco, hace pocos días, ella que siempre esta allí, siempre cerca, igual que él, le dijo:

- yo ya tengo un concepto de vos, que ni vos mismo me cambiaras.
Desde el otro lado del mundo, Jack sonrió, con esa dicha que solo nos da la certeza de haber madurado un cariño tan profundo como duradero, que soporta toda distancia pero no permite el menor olvido.

- Uno de estos días (como lo dicen desde hace años) nos cruzaremos, estoy seguro.
- A tomar un café, eso es lo que hace la gente grande como yo.
- No te ilusiones con lo del café.
- Me da miedo ese encuentro!
- Para eso si ya estamos grandes.
- En todo caso en la oscuridad total, así no salís corriendo.
- Lo dudo
- Un beso mío y un abrazo nuestro!!!!!!!!!!

2 comentarios:

  1. Sometimes, ficcion sounds like true story.

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  2. Lo que nos rodea siempre es importante para un momento romántico. Lo digo una vez mas me encanta Jack!!!!
    ARF

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