octubre 14, 2010

Ciudad de México – Lo que se recoge en el camino – 0135 horas

Cuando escribo o cuando canto, llegan a mi presente los miedos adolescentes de vivir en un mundo donde todo fue creado, donde nada puede ser nuevo u original.

Tanta gente talentosa que sobresale con su mensaje, ya sea por forma o por contenido.
Tanta gente talentosa que pelea por años un lugar donde las minorías, muchas veces más interesantes, puedan multiplicar su voz.

Amo las sorpresas que me prepara la vida, aquellas a las que no tengo plan para reaccionar y que no puedo mas que vivir con pasión, el tiempo que duren, con ignorancia total de si volverán.

“El Breve Espacio” en Linda Vista, me regalo hace unos años atrás la sorpresa de conocer a Edgar Oceransky. Ya se los he contado.
Cuando me legó su música sin saberlo y le compre su CD, su mensaje quedo flotando en el aire y así permaneció hasta que llego muchos años después Aída para adueñarse de él.

Un día volviendo de Playa Flamenco al hostel de Pelouriño en Salvador de Bahía, una voz que resonaba solitaria en los adoquines de la calle acostumbrada a los ensayos de Olodum, me obligó a bañarme rápido y bajar a la vereda.

Junior López, permaneció allí parado, en la puerta de un restaurante improvisado, solo con su guitarra y su micrófono, regalándonos las mas bellas canciones de un Brasil abrazador. Su CD se fue conmigo, como la imagen del chico humilde, de mirada cabizbaja, que con la motivación del hambre y la vocación de quien ama lo que hace, sostuvo la pasión de cuantos pudimos llegar esa noche al barrio viejo de la parte alta de la ciudad.
Leticia se adueño ese año de “Hoje” y será la dueña de su música por toda la vida.

Hoy, solo en esta ciudad que te agota pero no te permite olvidarla, detuve mis pasos en la versión de la Condesa del “El Breve Espacio”.
Un hombre grande, con ojos despistados y pelo escaso, acariciaba una viola y mezclaba con una calidad envidiable la trova sudamericana con el Tango. La música de mi tierra.
Solo se permitió enfundar su guitarra, con una humildad de clérigo, para anunciar al nuevo cantante, la estrella de la noche, el plato principal; y marcharse luego, recio, impenetrable, silencioso, falto de todo atisbo de fama.

Alejandro Santiago fue el mexicano que protagonizó la sorpresa de esta noche.
“Ciudadano del mundo” dijera Facundo Cabral, “vecino del mundo” dijera Alejandro Filio. Un zurdo del siglo XXI, un renegado del neoliberalismo, un franco defensor de la humanidad abierta y rebelde, un amante de las cosas simples, del amor.
Sus canciones son mías esta noche, mucho más allá del CD que una vez más me traje.

Me pregunto quien se adueñara de ellas y cuando.



3 comentarios:

  1. Maravilloso!!! como conviertes lo ordinario en extraordinario. Quien se adueñe de ellas que se lo merezca y las disfrute en cuerpo y alma abierta. Cuando??? deja que la vida te sorprenda
    Nunca desistas de tus sueños.
    ARF.

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  2. Lei muchas cosas bellisimas en el blog, pero creo que lo que mas conmovió fue el tercer parrafo de hoy, quizas justamente porque este año (no se si por pasar ya los 35!) me hace piel d gallina diariamente la falta de certezas de perennidad en nuestra existencia...
    CDM

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  3. Excelente Isma...Me encanto..sin palabras...

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