agosto 19, 2010

Espacio Aéreo Chile – El Invierno me espera, allá voy.

El Capitán ha anunciado turbulencias en el descenso.

Dentro de mí, aún a varias millas, asumo que Santiago ha adecuado su cielo a mi llegada.

Apenas los Andes se abren paso entre la densa capa de nubes que se extiende derredor.

Una zambullida en gris, dejando arriba los picos brillantes al influjo de un sol maravilloso que amanece otro día.

Recién a pocos metros de la pista, puedo ver que nos espera en tierra.

Santiago esta frío, gris, húmedo y encapotado, al unísono de lo que debe estar viviendo mi vida aquí, vida que trate de no llevar completa conmigo en este último viaje.

En estos 20 días trotando en el Norte, muchas cosas han pasado en el sur y en los próximos 4 que estaré aquí, no evitare que me lleguen.

Un amigo perdió a su mamá, vivencia inevitablemente triste, pero en su caso, de festejar.

Si, con todo respeto, porque a sus más de 50 años, acompañado por Isabel más de la mitad de su vida, con dos hijos afianzados en la búsqueda de la felicidad y una preciosa nieta que lucha por llegar a adolescente, Ramón, debería sentirse afortunado de que su mamá, lo viera crecer tres generaciones y viviera para disfrutar los años tiernos de una bisnieta.

Más de la mitad del mundo sentiría así, lo cual obvio no ofrece mayor consuelo ante el golpe inexpugnable de lo inevitable.

Es que nos cuesta aceptar los finales, las cosas definitivas, los cambios profundos.

Yo fui afortunado también, porque mamá recién nos dejo silenciosamente hace 10 años, a punto de conocer a Michel y papá se fue a mis 8 años, para morir unos 25 años mas tarde.

Tengo una hermana canonizable que veo un par de veces al año y llamo indefectiblemente cada 14 de Junio y deje a otra en la casa de Eduardo Ferreira en el ´93 para nunca más participarla en mi vida.

La muerte no ha sido de los grandes golpes en mi vida, los grandes golpes tampoco han sido la muerte.

Murieron en mis manos dos matrimonios que se han tornado de capullo a mariposa con los años. Ahora cuento con dos excelentes amigas que de alguna forma amaré toda mi vida.

Pelee y logre victorias por largo tiempo con otras relaciones que me han dejado el mismo saldo envidiable y Santiago me recibe en la agonía de otra metamorfosis, que de alguna forma resultará en mariposa, pero que hoy es capullo ondulante en el frío de esta ciudad.

Ansío llegar a la cabaña, que ahora es mi cabaña y que me espera falta de muchas cosas que la hacían hogar. Se y siento que no huí y estoy deseoso de llegar arriba, y desde el aire de la montaña hasta los estantes vacíos, vivir el gris que me preparo la ciudad, que yo mismo cree como siempre y que sin duda merezco.

Antes, parada inevitable en casa de Ivan para recoger calor y camioneta.

Cuento mis grandes amigos con una mano, supongo que como todos cuando somos realmente honestos con nosotros mismos, pero esos pocos, como están siempre allí.

Los elegidos, los que nos eligen.

Elie en Líbano, Erick por dos en Miami, Iván en Santiago y el flaco esperándome sin prisa en Montevideo la semana próxima.

Poco más puedo pedir.

2 comentarios:

  1. Nostálgico, humano, amigo, real como es la vida con todos sus matices, que nos ayudan a crecer interiormente y valorar lo que nos da, pocos pero buenos amigos, que sabes que siempre estan ahi, a esos que uno mismo elige y adopta como hermanos.
    Yo.

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  2. ¡cuánto sentimiento guardado en tu interior !
    que bueno que decidieras compartirlo, y hacernos sentir parte de tí.
    un beso.

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