agosto 23, 2010

Santiago de Chile - Vivir al Sur - 1105 horas

Me parece injusto victimizar esta ciudad, solo porque es el lugar en que vivo - o al menos eso se supone.

Posiblemente muchos no han tenido la fortuna de estar aquí y es una ciudad digna de conocer y en mi caso, digna de vivir.
 
Como la mayoría de las ciudades latinas, y seguramente globales, Santiago de Chile tiene un punto neurálgico, donde se festejan los triunfos, se demandan las injusticias y se lloran las pérdidas; aquí: Plaza Baquedano, más conocida como Plaza Italia.
Se dice que la Ciudad es una "parriba" y otra muy distinta "pabajo" de Plaza Italia.

En muchas ciudades la división socioeconómica se da entre Sur y Norte, pero aquí, la omnipresencia de Los Andes, hace que los más pudientes estén mas arriba, mas cerca de la cordillera (lo que aquí es el oriente) y los menos agraciados se acumulen donde se pone el sol.

Siempre me ha llamado la atención esta forma de dividir las ciudades, porque tiene innumerables matices y muchos de ellos se contraponen:

¿Porque las zonas ricas están generalmente al norte?

¿Tendrá que ver con la visión del Hemisferio Sur, de que las propiedades que dan al Norte, por el paso e impacto del sol durante el día son mas valiosas, y entonces por estar más y más al Norte los habitantes no solo valoraran mas sus propiedades sino que también se sienten mas cerca del Sol?

¿Será que nuestra cultura “malinchista” nos hace ver el Norte como superior? Que nos sentimos mas cerca de Europa o Estados Unidos y por eso nos acumulamos en esa área de la ciudad.

¿Será sino porque nos acostumbramos a ver el globo terráqueo y los mapas en la escuela con el Norte arriba?, aunque en la ausencia de arriba y abajo en el cosmos es más cierto o al menos no menos cierto que el sur es la parte superior del planeta.

¿Será que eso nos hace sentirnos mas arriba que los demás?

Lo mismo aplica en este caso para la Montaña.

¿Es que las clases mas afortunadas merecen y disfrutan mas una mejor vista, jardines mas grandes o casas mas desafiantes donde calefaccionarse sea mas dificil?, o ¿es que necesitan ver de arriba a los demás y demostrar que pueden llegar a cualquier parte y llenar su casa con mucho calor artificial?

Yo no puedo menos que incluirme, como se dice vulgarmente, “vivo en la punta del cerro”, lo más aislado que encontré.

Si tomas el Camino al Cajón hasta su final, (que de por si ya tiene un nombre bastante sugestivo) y arriesgas tus amortiguadores en un camino de tierra de unos dos kilómetros, encontraras un último portón a mi cabaña.

Llamando bastante antes, porque allí no hay señal celular, podrás saber si bajaré o no por ti, de lo contrario no podrás entrar y si lo lograras, posiblemente subir el kilómetro y medio que resta sea un reto tan duro para tu vehículo, como para tu resistencia al vértigo y habilidad al manejar.

De todas formas por aquello de que uno nunca es del grupo de los "culpables", nunca se calza la chaqueta del estereotipo y es siempre especial, mi cabaña en la punta del cerro es de madera, no trata de igualarse a palacio de época alguna y tiene un par de “boscas” (estufas de hierro a leña) para calentarse el alma.

Asumo de todas formas y no puedo negar que me hincho de vanidad, cuando los fines de semana, los afortunados que vienen a pasar una horas en paz en el cerro de enfrente, parecen mirar hacia arriba, un arriba solo divisable para la envidia, para encontrarme generalmente en paños menores y con alguna bebida espirituosa en la mano, acompañando un asado.

Por suerte, dificilmente imaginarían que cada día es así.

Volviendo a Santiago, tendrán allí un buen lugar para visitar y porque no, vivir.
 
Con la codillera y sus impresionantes picos nevados, no solo tendrás una vista casi siempre inspiradora desde cualquier parte de la ciudad, sino también los mejores ambientes de montaña y Ski a una hora de tu casa.

Complementando esto, a una hora en dirección contraria, tienes la inmensidad del Pacífico, y sea que te guste cosmopolita y moderna, bohemia y artesanal o mágica y desierta, las costas cercanas siempre pueden sorprenderte.

Adentro, la ciudad funciona en casi todos los sentidos. Buenas autopistas urbanas te llevan de un lado al otro de la ciudad sin mayores contratiempos, salvo los conocidos horarios pico (que no se nombran así en Chile) en los que la Av.Osa o la Rotonda Perez Zujovic acumulan tráfico a granel.

La oferta de restaurantes y entretención ha mejorado exponencialmente los últimos años, tanto en diversidad como en calidad.

La oferta cultural y de espectáculos es razonablemente buena y la seguridad en las calles es envidiable para Latinoamérica.

¿Recomendaciones para vivir Santiago desde el primer momento?, ven con amigos u ojala conozcas ya a alguien de aquí que sepa donde llevarte, que esperar y como actuar. Si sabes sumarte, la pasaras increíble desde el primer momento gozarás de las ventajas de ser extranjero.

Por supuesto, esto lo aprendí solito y con el tiempo.

2 comentarios:

  1. Me la imagino, tal cual, que importan los lujos lo válido es lo cálido, el sentir de hogar.
    Algún dia iré a Santiago, ya se que cuento con un gran guía, aunque no Chileno, pero veo muy agradecido de ese país.
    Yo

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  2. Del maestro Joaquín Sabina con el enorme deseo de que alguna vez yo tenga tanto talento para escribir algo así, de una ciudad que pido al universo, me conceda algún día permitirme visitar.

    Gira Vinagre y Rosas, Sonetos y Poemas,

    Uno, escribe siempre la misma canción
    sobre un niño con cara de viejo
    que se atreve a volar bajo el cielo marrón
    que agoniza detrás del espejo.

    Uno, inventa siempre la misma canción
    del poeta borracho y su musa
    del teclado mellado del bandoneón
    del pecado mortal sin excusas.

    Uno, uno canta siempre la misma canción
    otra noche en el bar de la esquina
    cerca de la estación donde duerme un vagón
    cuando el tiempo amenaza crutina.

    Uno, rúmia siempre la misma canción
    como un perro ladrando a la luna
    con la misma trompeta y el mismo trombon de mariachi
    que no hizo fortuna.

    Uno, acaba nunca la misma canción
    Excusez-moi si olvido y divago
    luego llega la hora de alzarse el telón
    y es un lujo, volver a Santiago.

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