agosto 28, 2010

Intervención en Tiempo Real - Desde la Tribuna – 1505 horas

Hace años, una película marcaba a muchos y generaba por supuesto, detractores.

“La Sociedad de los Poetas Muertos” engendró en mi, como en otros, alas para mis propios principios y forma de ver las cosas.

Yo era un chico aún, y recuerdo las caras de la gente que amontonada en la puerta del Cine Metro, escudriñaban en los que salíamos para tratar de adivinar porque una película se había vuelto tan célebre aquel invierno de Montevideo.

Salí con los ojos menos llorosos que el alma, como pocas veces he salido de un cine.
Parecía que los pulmones no alcanzaban para tanto aire fresco que hinchaba cada poro de mi piel y al mismo tiempo, me estaba ahogando sin remedio.

Hay muchos pasajes, para mi, gloriosos de esa película, pero hubo uno diminuto, talvez imperceptible para muchos, en el cual, uno de los chicos, rescata un valor enorme, de un hecho a primeras vistas, insignificante.

Eso ya estaba en mí, al igual que la manía de “pararme sobre el pupitre” para ver las cosas desde otro ángulo, al igual que la capacidad de buscarle a un premio irrelevante alas para alejarlo de mi con una sonrisa, al igual que la picardía de escapar a la oscuridad a buscar cualquier cosa que logre movilizar mi sangre, para sorprenderme vivo.
En la escena, según la recuerdo ahora más de 20 años después, Uno de los chicos (Knox Overstreet) estaba al teléfono, el clásico enamorado de la “nena rubia y bonita” de la película (Chris), que obviamente es novia del chico guapo y fornido (Chet Danburry), llamaba a la casa de ésta, rebosante de ese amor inocente que con tanta pasión se vive.

Vean los primeros dos minutos de este video, así no tengo que contárselos, solo 2 minutos.

 


Knox: “El punto, muchachos, es que ella estaba pensando en mi”

Eso es lo que siento cada vez que recibo un comentario de ustedes, así de simple, así de profundo, así de importante.

Con tanto por hacer, recibir y entregar, en la vorágine del día que a cada uno le toca vivir, ustedes, encuentran un momento para pensar en mí, y no saben lo que lo agradezco.

Knox: “Caray, va a suceder, muchachos. Lo presiento”

Desde Guatemala me llego esta imagen que comparto, para probar aquello de que una imagen habla mas que mil palabras y para hacernos eco de las palabras de Martin Luther King: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más preocupa es el silencio de los buenos”

3 comentarios:

  1. Que dulce, que lindo.
    Mas bien gracias a ti por deleitarme todos los dias con tus cuentos.
    Yo

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  2. Gracias a ti papá, es un placer para todos ver tus cuentos aquí y para mí muchas veces ver las cosas de otra manera.

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  3. Bien dicen que las apariencias engañan, que no todo lo que vemos o imaginamos es como es o lo que es y aunque a veces nos esforcemos por mostrar solo una parte de lo que somos, siempre habrá algo que nos delate y deje ver lo que en hay en el fondo.....
    Que la frescura de cada uno de sus relatos, mantenga la vida del autor en primavera, para que nos siga regalando el placer de leerlo cada día. PM

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