agosto 14, 2010

Beyrut - Bitácora del Navegante – 1008 horas

Los mundos orientales nunca me han atraído, pero había que darle una oportunidad a Medio Oriente, como alguna vez, talvez, la tendrán India, China, Japón o algunos pueblos del oriente mas extremo.

No guardo curiosidad alguna por la histórica Rusia o las ex Republicas Soviéticas y considero a Australia y Nueva Zelanda dentro de mi mundo occidental.

Líbano me ha recibido con brazos abiertos y muchas atenciones de todos a mi alrededor.

Una casa y una ciudad donde lo árabe tiene una tremenda mixtura francesa, mi única capacidad de comunicarme es en Ingles y la presencia de Elie y Susy con su español mexicano, hacen que el entorno pase del silencio total a la locura entreverada de una cultura fenicia multilingual y altoparlante.

Aun no conozco la ciudad y menos los alrededores históricos que marcó profundamente la cultura navegante y mercantil en estas tierras, pero definitivamente, el tipo de orden libanes, es muy diferente al mío.

 
Una ciudad arrasada reiterativas veces en las guerras de los 70, 80, 90 y 2000; perla del mediterráneo en tantos escritos, destaca hasta hoy ante mis ojos como un completo desorden en perfecta armonía.

Es que no se trata de un desorden descontrolado o mal vivido, es un desorden planificado y acorde a la forma de moverse de sus pobladores.

Sin duda tienen mas referencias históricas y cosmopolitas que nosotros, los sudamericanos, pero aun así, se imprime la improvisación en cada una de sus calles, edificios y mas aún en las ausencias urbanísticas.

Ayer tuve la fortuna en mi primer día aquí, de sudar palmo a palmo un matrimonio típico Libanés, Católico Manonita por cierto, que son aquí la mayoría de una población prolijamente dividida entre islámicos y cristianos.

La Ceremonia y su entorno, fue una mexcla vertiginosa (por la cantidad de eventos) pero muuuuuuuy relajada (por la forma de enfrentarlos) de tradición y modernidad.
 
Emocionante en lo místico y tradicional, externo y lejano, pero con muchas "pintas" de la tradicional ceremonia católica que vivimos en nuestra tierra.

Desde todos los puntos de vista, casarse en Líbano, es en esencia, una tarea mucho mas comprometedora que en Latinoamérica.

No le quitare merito ni compromiso a los "novios latinos" porque yo haya pasado dos veces sin éxito por este menester, pero pucha que debe ser difícil organizar y vivir dos bodas aquí.


Egoistamente dejare los detalles para otra entrega.
 

Lo cierto es que este dia y medio aquí, sofocado por el calor y la humedad me han hecho entender tantas cosas de mi amigo Elie, inexplicables hasta el momento y seguro, en un par de días mas, me permitirá comprender y por supuesto aceptar a este pueblo; tal cual es, con su história, su idiosincracia, sus pasiones y sus miedos.

2 comentarios:

  1. gracias por compartirlo.
    de esta forma viajamos también...

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  2. Cada pueblo tiene su historia y por lo tanto su encanto, hay que ser abiertos para poder percibir al máximo las diferentes culturas que hay en el mundo.
    Yo.

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