marzo 12, 2012

Desde el Aire - ...andando, hacia allá.

Un frente de nubes jaspeadas a escala de gris se deja ver a la derecha, inmóvil, casi desapercibido, opacando el horizonte.

Están lejos, aparecen atrás de la línea de montañas que recorta el infinito y se extienden a mi derecha, allá lejos. Como el amenazante presagio de alguna tormenta, algún viento que tanto ensucia como limpia, de humedades a veces esperadas, a veces resentidas.

Mis ojos que ven mucho,  son incapaces de contar los cerros y los valles delante. Los colores oscurecen de acuerdo a la distancia y las piedras, los árboles y algún que otro arco iris perdido,  presagian el murmullo del agua que corre y el aroma de la flor que florece.

Un poco más cerca, siempre allá delante,  un monte bajo, que se recuesta en un bosque alto y sombrío. Seguramente lleno de vida, abajo, donde pisarán mis pies, arriba, donde mis ojos siempre estarán disfrutando.

Aquí más cerca, a la distancia de unos pocos años,  un manto dorado de trigo y girasoles se mezcla contra toda receta.

A veces parece saludarme, a veces, me da la espalda.

Entonces cierro los ojos y pienso en el ayer.
Giro mi cuerpo y miro hacia atrás.

El cielo del horizonte es tan oscuro que no llego a distinguir figuras, pero los nubarrones solo llegan hasta la mitad del cielo, allí donde apunta el brazo horizontal.
Allí donde miran los ojos directos de nuca erguida.
Allí donde se acumulan siluetas de ciudad, acunando calles enredadas.
Allí donde el sol parece calcinar la vida y la lluvia repetida sembró el moho resistente.

Un poco mas aquí, um poco más cerca,  allá atrás, el paisaje se hace más calmo.
Un cerro se levanta a la derecha y una casa se equilibra en su ladera.

A la izquierda dos niños parecen correr hacia mí, están muy lejos, pero parecen venir hacia acá.
Algo más de gente empieza a salirles al encuentro y las ciudades se van desvaneciendo en figuras humanas, pocas pero influyentes, pocas pero luminosas.
Un niño más se toma de la mano de los otros dos.
Si, parece un niño más y otro poco de gente se suma como alentando su corrida.
Parecen sonreír, parecen sonreír mientras controlan su paso para ver un avión pasar.

Yo también me distraigo, mirando la estela insegura de ese aparato caprichoso que cruza el cielo, sin importarle las nubes o el sol, sin importarle la gente que mira o la que lo ignora, sin más motivo que una ruta bien definida, un punto de partida y una llegada esperada con ansia.

Entonces un par de brazos abraza mi panza, otro par aprieta mis hombros y un tercero se cuelga exageradamente de mi,  tirándonos estrepitosamente al suelo.

La hierba verde y esponjosa nos abraza al caer.

Mi panza se llena de una cabellera pelilarga que abraza apretadamente aun mi cintura.Una sonrisa extiende sus brazos largos a mi lado y un par de manos se encarniza con mi cabellera buscando contrapartida.

Tu voz suena cerca diciendo: "no le hagan mal!, pobrecito mi amor" disimulado en una sonrisa.

Hay pan fresco, agua pura y fruta multicolor sobre un mantel improvisado.
Algún trozo de chocolate se esconde del deseo de ser encontrado y el rubí de algún vino espera a la sombra de una canasta portadora de dos copas.

Más allá, cerca pero no pegados, juntos pero no revueltos, otras gentes comparten nuestra sonrisa y levantan sus manos o sus copas para saludar.

El sol brilla hoy aquí en mi presente.
De reojo, como quien mira a un enemigo que venció pero respeta, vuelvo a mirar hacia atrás mientras me levanto.
Giro al ritmo de la sonrisa en mis labios, levanto los ojos, respiro profundo el aire del futuro que inunda mi presente y sé que solo debo seguir andando como hasta ahora ,  hacia allá.

2 comentarios:

  1. Que bueno tenerte de vuelta, tu primera del 2012.
    Es tan placentero y suave leerte.
    Un beso.

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  2. Encantador como siempre!

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