diciembre 18, 2011

Punta del Este - MI cepillo de compromiso

Algunos dirán que estuve mal al elegirlo.Otros que solo a mi se me ocurre.
Yo creo que el materialismo y la competitividad comercial han crecido tan exponencialmente, como las relaciones humanas se han devaluado.

Obviamente son solo dos ingredientes de la compleja ecuación que trata infructiferamente de resolverse dentro de cada ser y que al cruzarse con otro, otro ser y su propia ecuación, multiplican infinitamente la complejidad.

Suenan tan lejanos los versos de Mario: "...en la calle codo a codo somos mucho mas que dos!"... y  tan terriblemente cercanos tambien.
Solo que no hay Benedetti que los pueda imaginar aplicados tan en lo opuesto.

Aquella tarde caminando por San Isidro le propuse un compromiso. Uno liviano adecuado a la situacion, uno potencialmente eterno en su simplicidad: compartamos nuestro cepillo de compromiso.
Pero solo lo compartio cuando respiraba mi aire;  y solo yo lo desgaste en la búsqueda del siguiente paso, cuando no estabamos juntos.
La última vez le dije:
- te toca la guarda de nuestro compromiso, pero dejame sacarle unas fotos antes por si no lo vuelvo a ver.
Con la inocencia inconsciente y la inconsciencia culpable de siempre me dijo:
- como no lo vas a volver a ver!!

Y allá se fue, con nuestro cepillo perdido entre conejitos play boy en la maleta, dejando el compromiso atrapado en las fotos de mi camara.

Seguro estuvo mal elegir un Oral B, debió ser un Colgate, uno sin marca o mejor, uno descartable de los que te regalan las aerolineas.
A quien se le ocurre que un sentimiento puede durar más que un Oral B!!!
...Y encima de puro iluso, medir en un segundo cepillo el resto de la vida compartida!!

Pero así como de diablo y de viejo uno lleva cayos, de niño y sonador se lleva el alma y esa obstinada búsqueda de la magia.

- te hago mal? Me preguntaba.
- aún no lo sé - pensaba yo -  pero por hoy no.

El viejo interno sabía que esa respuesta no duraría, al nino le gustaba revolcarse en la idea que el ser maduro soñaba.

Ojalá lo deseches o se pierda entre tus trapitos, porque de diablo y de soñador, se que cuando vuelvas a ver ese cepillo desgastado por mi búsqueda y privado del compromiso que yo llevo dentro, un gustito no tan dulce ocupará tus labios y una gota más se empozará donde tu no puedes gobernar.

- te hago mal? Me preguntaba...
- de a ratos, sí, pero así son las cosas siempre, solo cambia el lugar de la ecuación en el que estamos.

La ecuación de "lo que nos hace mal" y enfermizamente nos empenamos en vivir y repetir.

;)

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