noviembre 29, 2010

Santiago de Chile – TRES – 0219 horas

“Todas la cosas ya fueron dichas, pero como nadie escucha es preciso comenzar de nuevo.”, comenzaba su discurso al recibir el premio Novel de Literatura el Francés André Gide.


Por años he proclamado a los cuatro vientos que la base de una buena vida son las 3C, en orden de importancia: defecar (acto cochino, placentero y desagradable habitualmente definido por otra palabra un poco mas fuerte que empieza con C), copular (acto cochino, placentero y habitualmente agradable definido por otra palabra un poco mas fuerte que tambien empieza con C) y Comer, el delicioso acto de saborear y deglutir alimentos.


Definir el orden es tan sencillo como pensar: ¿que podrias hacer, teniendo necesidad de hacer lo otro?.
O sea, ¿podrias copular con hambre? Yo opino que un buen polvo se disfruta y no se discute hasta en ayuno de 20 dias.
¿Podrias copular si tuvieras urgencia de defecar? Yo opino que es poco probable por caliente que estes.
¿Alguna pregunta?


También divido la gente en tres grupos; una categorización de tantas que se podrían hacer de los grupos humanos.

Los CONOCIDOS, los EXTRAÑOS y los INDIFERENTES.

Los conocidos son ellos, todos ellos;  aquellos que se extienden entre los que amamos y los que odiamos, si es que estos dos extremos, tan cercanos habitualmente, se pueden tomar como tales.
Allí están nuestros padres, nuestros hijos, nuestros amores y nuestros amigos.
También allí, los indeseables, los repudiados y los más acérrimos enemigos.

Los conocidos son protagonistas siempre presentes de nuestra vida, para bien o para mal y sus posiciones dentro de la categoría, cambian tan caprichosamente como cambia nuestra propia posición frente a la misma.

Los extraños son el resto;   todos aquellos que anónimos caminan por la tierra sin participar de nuestra vida. Aquellos de los cuales no sabemos el nombre, no tenemos historia, no provocan emociones o sentimientos y solo influyen, de la misma manera que lo haría cualquier otro animal, roca o automóvil; estando presentes.

Los extraños rara vez son protagonistas y cuando lo son, dejan de pertenecer a esa categoría. Tienen el potencial intacto, siempre pueden sorprendernos y podemos pasar a amarlos u odiarlos de un momento al otro sin mucho tramite.

Por último están los indiferentes.
Ellos ya no cuentan en nuestra vida.
Se han logrado con creces el lugar que ostentan, y simplemente no son.
No tienen la suerte de ser extraños, no llegan a ser ni animal, ni la mas mísera piedra.
Han perdido hasta la capacidad de ser una invensión del hombre.

Solo se les respeta o cataloga, como prueba viviente de que hay gente que merece ganarse ese lugar y tienen como única ventaja, su supervivencia infinita, la capacidad de existir en su lugar de indiferencia, mas allá de su propia muerte, porque su existencia real, depende directamente de lo que dure nuestra vida.

Hasta hace poco, muy poco, yo solo tenia una persona en esa categoría.



“No se hace buena literatura con buenas intenciones ni con buenos sentimientos.”
André Gide

4 comentarios:

  1. Me gusta mas tu estilo ;)para empaquetar las cosas.Gracias de todas formas por compartirlo y recordarme, que suelo estar en cada una de esas deniminaciones.

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  2. El hombre es un animal que va cambiando el mundo y sus sentimientos y despues tiene que irse reciclando para adaptarse al mundo que fabricó. Espero que tu categoría de indiferentes no haya crecido. No es buena para el alma.
    arf.

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  3. no comparto la ultima cita, pero no importa, te quiero mucho
    cdm

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  4. Espero que la censura impuesta por sus fans no me pille...esta frase queda perfecta para la ocasión Sr. Escritor...tiemblan mis manecitas de la emoción, mire usted qué ricura: "Soy estrictamente del tipo de los que se quedan al fondo, y mi carácter es una mezcla no llevadera de indiferencia exterior y arrogancia interior." Raymond Thornton Chandler

    Este es usted!
    Cx

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