marzo 21, 2011

Equilibrando el “subi-baja” – 0500 horas

A tres días de mis cuarenta, poco me sorprendo a las 5:00 de la mañana, en una cama caliente que no es mía, respirando el aire viciado y los ruidos madrugadores de una gran ciudad que nunca lograra ser mi hogar, escribiendo lo que de todas formas no me dejara dormir.

Dificilmente mi cabeza me dejaría seguir masticándolo hasta el Jueves y seguramente ese día, el aluvión de emociones será tan fuerte, que muchas otras cosas tendré para contarles -  quien sabe mas lindas o mas feas - sin duda diferentes.
Cuarenta que llegan probando toda su tradición de “parteaguas” , de punto de inflexión, de crisis inaceptable e inapelable, que para mi se ha hecho tardíamente real este último mes.

Porque vaya que he tenido un último mes de 39, que lo parió!

Terapia intensiva contra el colesterol, que me dejo bajar con pastillitas mis 341 del “malo” a unos mucho más normales 200. Parece que perdí cinco años de vida el último año, habrá que pelear para recuperar alguno los próximos.
Crisis paralizante de una tendinitis por calcificación,  que me dejo una semana inválido de un brazo con dolores incontrolables, poniendo a prueba todos aquellos años de entrenamiento a posibles minusvalías que ocupaban mis obsesiones infantiles.
Fiebre “de bebe” sin síntomas detectables, que me tuvo dos días a 40 grados, un poco mas caliente de lo habitual (increíblemente se puede).
Ardiente urgencia que dos días después, me propino una fuerte infección urinaria que creía era exclusividad femenina, maltratándome un par de días y privándome durante diez, de los líquidos espirituosos que tanto llenan el alma.

Vaya mes, donde el físico se precipito a avisarme que no solo el olvido de algunas palabras serán parte de esta, con mucha fortuna, segunda mitad de la vida que empiezo a vivir.

Mismo mes, también, de grandes decisiones.
Mes de abandonar la vida en mi cabaña de Chile. Mes de definir la primera compra de mí última casa. Mes de deliberar y tratar de dejar ir o matar a Jack. Mes de recomenzar a trabajar, a crear, a empujar, a buscar, a apretar el cuchillo con los dientes una vez mas,  para pelear lo que espero sean los últimos cortos años de batalla.
Mes de largas ausencias y fuertes presencias.
Mes en que 9 aviones me han llevado por cinco países y más de 15 ciudades.
Mes donde debí aceptar que estoy dispuesto a enamorarme una vez más, cuando no, tonteras repetitivas que nos obliga la vida para nuestro mayor placer…y dolor.
Mes donde mas allá de los reclamos del cuerpo, vuelvo a probar que hay Ismael para rato, duro y obstinado, creativo, de sangre y esperma aún urgente; al que todavía le quedan muchas cosas para hacer “por primera vez”.

Tuve que bajar el brillo de la computadora, fiel compañera, para que no lastimara mis ojos hinchados de sueño indudable, que difícilmente volverán a dormir hasta dentro de unas horas, allá, en otro país, vuelos de por medio.

Los ruidos crecen en la ciudad, volveré a la cama para devolverle su calor bien ganado y sumar temperaturas de despedida.

Me duchare, respirare hondo el aire que me rodee antes de lavarme los dientes y calzaré la ropa que mañana será incómoda al mediodía.

2 comentarios:

  1. ¿Que cuántoas años tengo? Qué importa esto?
    Tengo la edad que quiero y siento!!
    La edad que puedo gritar sin miedo lo que pienso...
    Un beso grande.

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  2. cierto que cuesta aceptar por raros esa frase que tan sin elucubración se le suelta a Luz: "así es la naturaleza", (los años pasan...!).
    Sin embargo van primeras la intensidad y la conciencia, buscando siempre ser aguijoneantes.
    abrazo,
    cler

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