marzo 14, 2011

Cine & Realidad - 0740 horas

Talvez por simples razones económicas, talvez porque siempre se basa en algún libro y la realidad literaria lo incluye o simplemente por ser creación humana, el cine suele ser una muestra fuerte y representativa de la realidad del mundo que vivimos.

O lo es, o se aleja al opuesto para permitirnos escapar, únicas dos formas de atraernos como manada a las pantallas.

No solo de un país o una región, una cultura o una religión, de la humanidad completa.
Porque cuando la práctica de disfrutar el séptimo arte se hace fuerte en uno, con cada nueva cartelera se es capaz de resumir la esencia del momento evolutivo del hombre, el foco de sus miedos y sus dudas, las técnicas renovadas en la búsqueda de la felicidad.

En mi propia evolución, los últimos meses me han perseguido películas muy representativas, que salidas de la elección furtiva inconscientemente guiada, han sido parte protagonista de mis días.
En mi resumen, siempre personal, hasta egoísta y seguramente mucho más emocional e intuitivo que metodológico, el enjuiciamiento a dios y la fragilidad de la mente, han sido el hilo unificador del presente.

¿Temas nuevos? Seguro que no.

Muchos dirán en ese tipo de reacciones escepticistas y descalificadoras, que esas interrogantes son parte eterna del espíritu humano.
Pero ante lo evidente y simple que es reconocer eso, surge la prioridad, el acento que hoy las resalta; dejando atrás otros temas como la violencia sexual, la guerra, el hambre, el medio ambiente, la capacidad creativa o la exaltación del amor, que tantas veces han sido protagonistas.

Hay un miedo profundo a la autoflagelación,  a la traición auto inflingida, consciente o inconsciente en el hombre de hoy; y muchas veces, talvez lógicamente, un apego fulminante de estas conductas a la falta de una fé mínimamente creíble o peor aún, a la existencia de una fe dañina.

Leyendo algunas de mis entradas anteriores y para algunos de ustedes: conociéndome; talvéz piensen que ese último párrafo es mas mi realidad que la del cine. Los invito, por segunda vez en esta entrada, a ir mas allá de lo superficial; ojalá vivir su propia experiencia y resumir sus propias conclusiones, que aun diferentes, serán buen fruto de las mías.

Obvio que el ojo que mira tiñe lo que ve, pero cuando algo és y no se puede cambiar, entonces para que preocuparnos en prejuzgar, leamos lo que nos interese “como de quien viene” o no leamos.

He tenido la fortuna “pirata” de poder ver con buen adelanto muchas de las películas que están ahora en sus cines y algunas que seguramente aun no han llegado.
Si no le gusta el cine, poco puedo ayudar, “sobre gustos no hay nada escrito decía una viejita y se sentaba en un hormiguero”
Si le da lo mismo o por el contrario comparte mi pasión, dese un viaje por algunas de estas películas, y ojala, pueda acercarme su comentario.

127 horas, Stone y El cisne Negro se me vienen estrepitosamente a la memoria.
Y si no se banca tantas juntas o no tiene el tiempo, déjese enajenar por “The Sunset Limited”

En el momento que empezó, me senté en la cama, apunte todos mis poros a la indeseable televisión y trate de blindar mi alma, para solo procesar con el cerebro y las tripas lo que presentí, se venia.
Se necesita de toda la atención para seguir el impresionante trabajo de los dos actores, sobre un guión agotador y una escenografía visual y auditiva alineada con saña al mensaje.

Desde aquel film pasajero de “Phone Booth” que tuviera a Colin Farrel encerrado en una caseta telefónica de Manhattan, no veía tanta austeridad escenografita.

Sin duda sacando el cache de Samuel Jackson y Tommy Lee Jones, hasta yo habría podido producirla.

Desde la mucho mas artística y risueña convivencia de Jack Nicholson y Morgan Freeman en “The bucket list”, que no vivía la confrontación de dos realidades, ahora mucho mas amarga, fría, extremista y desde mi visión, real.

Tercera invitación a no caer en lo simplista.

No midan esta entrada por lo que una película puede revolver en el lodo personal del escritor. La entrada se llama el Cine & Realidad, les da unos cuantos pretextos para buscar su propia visión sobre ello, no pequen por haraganes, escepticistas o simplemente por la cada vez mas razonable búsqueda de la ignorancia, de etiquetarla o minimizarla.

La realidad, vista e interpretada por quien sea, llega intempestuosa y arrasa. Dependiendo de que tan preparados estemos, nos salvaremos conscientes o nos moriremos con la boca abierta en grito del inconsciente o en sonrisa del ignorante.

Por estos días, miles de japoneses pueden darles una respuesta…en unos días, serán o seremos otros los testigos.











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