febrero 02, 2011

Santiago de Chile - Una visita inesperada - 2240 horas

El teléfono sonó cuando empezaba a buscar una noche mas entre mis sueños, las raíces del miedo.

- hola…
- ¿Ismael? Estoy aquí abajo!!!
- ¿Perdón….aquí abajo, quien habla?
- Soy Jack mi viejo amigo!! Y estoy aquí abajo…
- ¿Jack Winwar?¿Donde? En Sudamérica, en Chile?
- Aquí abajo, en medio de una oscuridad terrible, con ruido de agua muy cerca y un portón gris enfrente que dice tu número….a ver…20…9..50.!!

No pude evitar sonreír, mientras trataba en mi asombro de mirar el reloj para asegurarme de que ya habían pasado las 3 de la mañana tal cual lo presentía y buscar en mi alrededor certezas de que estaba despierto.

- Bajo por ti.

Mientras bajaba la colina escabrosa en una noche sin Luna, trataba de recordar cuando había visto a Jack cara a cara por última vez. Sinceramente no tenía la menor idea.

Cuando llegué, tenía medio cuerpo entrando en la ventana de un pequeño auto.
Los últimos besos de agradecimiento por el “taxi”, se amontonaban en los labios de una chica no tan joven que se veía feliz y cariñosa.
A la luz del jeep que daba vuelta en el puente para volver a entrar, pude distinguir la enorme sonrisa de Jack que se aprestaba a subir.

- mi viejo y gran amigo Ismael!!

Mientras sacudía mi cabeza repitiendo un “no alegre” que marcaba mi desconcierto, Jack me tomo por los hombros, me apretó fuerte y nos besamos como dos grandes amigos; como se saludan los amigos en Uruguay.

- que….
- Pues, quería venir a verte!!
- Y esa chic….
- Ya tu sabes, siempre hay alguien que me traiga “a casa”!! jajajajajaja.

La subida se hizo corta, las ponderaciones del espacio interminables, las bromas sobre ”el potencial” de la cabaña tan creativas como siempre y al son de un vaso de Jack, otro Jack, el Daniels, le mostré su cuarto y nos comprometimos para la mañana.

Pocas horas después el sol nos sorprendió preparando mate, el calentaba el agua y yo ensillaba con yerba. Hacía mucho que no estábamos juntos, pero parecía que cada movimiento estaba mágicamente coordinado.
El se movía en la casa como si siempre hubiera vivido allí, no buscaba nada fuera de lugar y asombrosamente, a mí me resultaba de lo más natural.

Disfrutamos la sombra cálida que el cerro nos regaló hasta el mediodía, al influjo de nuestra “verde tradición” y una charla pendiente por tanto tiempo.

- ¿Que haces solo aquí? - Me preguntó.
- Pues…se llaman elecciones, me siento feliz aquí, solo y aislado; después de tantas vueltas parece que encontré mi hogar.
- ¿Hogar? ¿Le hablas de hogar al constructor de hogares? Un hogar supone una familia, una pareja, chicos, el perro o el gato, algún pajarito cantando cerca, una estufa prendida y esas cosas…
- Pues yo creo que has pasado mucho tiempo en hoteles. Si respiras mi aire, aquí en la terraza y dentro, sentirás la mejor definición de hogar. Vamos!! Tú puedes.

Lo arrastre en silencio, como quien busca un mosquito en la noche, con todos los sentidos concentrados en todo, por cada rincón de la cabaña.

- ¿Puedes sentirlo?

Una sonrisa mezclada con una mueca que entrecerraba su ojo izquierdo, me dejo saber que no me había escuchado, estaba más allá, escuchando algo más.

- ¿Escuchas el reír, las carcajadas que mis hijos y los hijos de mis amigos han dejado guardadas bajo la cama?
- ¿Puedes sentir los gemidos profundos del amor atrapados entre las tablas?

Su cara reaccionaba a mis palabras con movimientos cortos, sus brazos se levantaron un poco más y sus dedos estiraron sus falanges al máximo para tener toda la piel posible en contacto con el espacio.

- Remueve tu lengua suavemente y degustaras los sabores de las mieles hechas por manos con ganas de complacer, por dos, por cuatro, por mas….!!
- Respira el aire de la paz, susurra el murmullo de la charla fluida de las almas que bien se entienden y bien se aman.
- Cierra los ojos y déjate llevar por el caminar libre de los animales fuera, el pasaje absorto del río a tus pies y la brisa ligera que trae el olor de estas flores de verano.

El siempre fluido Jack parecía inmerso en un sueño, fuertemente conectado al piso, pero al mismo tiempo ondulante al influjo de los impactos del ambiente.

- ¿Así se siente? - me dijo - He leído la teoría cientos de veces, he buscado darle forma en mi mesa de arquitecto, pero nunca había sentido esto.

- La teoría casi todos la tienen, en la práctica, te llevo poca ventaja. Mucho me ha costado aprender a sentir, fijar mi alerta continua en el presente real y disfrutar las cosas sencillas…aquellas esenciales.
- Pero estas solo!! Entiendo que sentir a los chicos en cada parte de la casa te acerca a tus hijos, pero un hombre no vive de los gemidos que el amor dejo impregnado en las paredes.
- Aun no lo escuchas todo Jack. ¿Es que acaso tú, teniendo quien “te traiga a casa” alrededor de todo el mundo, estas mas acompañado que yo?
- Pues, no vivo de los gemidos incrustados en las paredes.
- Jejejejeje…para empezar mi querido Jack, nunca te llevan a TU casa, aunque por supuesto aquí puedes sentirte como en tu propio hogar. ¿Dónde guardas las 3 o 4 cosas personales e importantes que no están en tu maleta?
- Pues, es muy fácil. Déjame mirar los inventarios prolijísimos que tengo de cada casa y los encontrare rápidamente.
- Jajajajajajajajaja, ok, seguramente si te escucharas entenderías mi idea.
- Ah- ja -ja…tu tienes algunas cosas lindas aquí, que parecen importantes para ti, pero no son tantas.
- Mi amigo, como los buenos amigos, como los buenos amores, como todas las cosas importantes en esta vida, nunca son tantas.

- ¿Qué fue eso?!!! – Pregunto Jack sobresaltado.
- ¿Qué cosa? Yo no escuche nada.
- Alguien llora, escuché sollozos y llanto. De allá, de aquel lado - dijo Jack, apuntando hacia el living.

Lo perseguí, pero al llegar al living no encontró lo que buscaba, allí solo había mas jadeos, risas y alboroto, cantos disonantes, aromas deliciosos y el chocar de copas resonando por doquier.

- Sé que lo escuche, sé que lo escuche…

Velozmente giro su cuerpo y miro hacia la ventana, torno la cabeza a la puerta de entrada y salio despavorido por las escaleras. 
Yo lo había invitado a la experiencia, no podía abandonarlo ahora que parecía poseído por esta.

- aquí se escucha mucho más, estoy cerca, se que estoy cerca…..pero, la montaña es inmensa a ambos lados.

Mirando sus ojos desorientados, comprendí lo que escuchaba. Mi mentón cayo sobre mi pecho siguiendo a mis ojos que se clavaron en el suelo junto a la comisura de mis labios.

- Ve allí Jack, yo no quiero acompañarte. Sube aquella escalera y siéntate en la roca que sobresale en la orilla.
- ¿Que hay allí?
- Allí encontraras lo que escuchas, sentirás lagrimas que no logran secarse sobre la piedra y talvez, si te tomas unos segundos mas y usas ese talento que tenemos para ir mas allá…encuentres mejor respuesta a porque estoy solo, aunque esto sea un hogar.



Continuará…

5 comentarios:

  1. Tus "alter ego" confluyen en Ismael Carlos... Es la señal de que estás mejorando de la esquizofrenia... jajaja
    Saludos,

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  2. Extrañaba el placer que me da leer tu escritura, esta "visita inesperada" simplemente deliciosa!!!

    Un lugar digno de disfrutar, saborear y vivir.

    El hogar esta en el corazón, en la paz del alma, en la conciencia de cada uno, cuanta gente en el mundo tiene un "hogar" y no puede poner tranquilo la cabeza en la almohada y disfrutar de los sueños que nos hacen flotar y muchas veces reír al despertar.

    ARF

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  3. profundidad, zondeo, creatividad, movimiento, vueltas y ondulaciones de un alma VIVA.
    cler

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  4. Jugando nuevamente con nuestros sentimientos, cierto?

    Como es eso de que "Continuará…"?

    Cuando?

    Por favor enviar la siguiente parte con carácter de “URGENTISIMO"

    Esta espera es terrible!

    PM

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  5. Definitivamente deberias escribir tu libro, named: "Jack el aventurero".

    SH

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