diciembre 01, 2010

Santiago de Chile – De tu ausencia, de ti – 0128 horas

Esta primavera tardía me ha regalado las últimas noches un cielo increíble, de los que no veía desde que “El Chorro” congelaba mis días allá por el 2004.
Uno igual, plagado de estrellas de las que nunca están, me recibió esta medianoche en la cabaña oscura, que ya no me esperaba, pero que estaba lista para recibirme.

Mientras subía el sendero de entrada hasta la escalera, una melodía ausente a las estrellas iba cobrando vida en el aire  “Y cuando vino el tiempo de resumir ya su mirada estaba extraviada entre el estar y el ir. Ojo puesto en todo ya ni sabe lo que ve”  y al llegar a la puerta acepte con la certeza de no tener otra opción,  que mi música había quedado encendida en el lejano mediodía de mi partida.

Pero yo no conocía esa letra y conozco al detalle todo lo que suena a mi alrededor.

Las noches son oscuras en la montaña y cuando la cabaña no me espera, sus luces se apagan y solo el instinto y la paz guían mis pasos hasta la puerta, abren la cerradura invisible y buscan la luz que me regale la vista de mi espacio, ofreciendo siempre un saludo sentido, como padre que llega a besar la frente de sus hijos, como compañero que arriba de la lucha, como amante que siempre esperado y siempre furtivo desborda de pasión.

Y allí estaba ella.

Recostada en el sillón de tantas tardes y noches, definida en su propia luz, canturreando con ojos cerrados las canciones que no salían de mi pocket, pero que inundaban el aire, con acordes de guitarras familiares, fáciles de reconocer.

- ¿quien eres tú? Pregunte con voz calma cuando las primeras luces de la casa inundaron el ambiente. La sorpresa era extrema, pero era imposible asustarse de tan hermosa visión.

Ella abrió los ojos, mitad sobresaltada, mitad complacida con mi inesperada entrada.
- Lucibel, me dijo – con una voz poco más dulce que sus ojos, que mas allá de sorprenderse, se iluminaban con mi llegada.

Su cuerpo se rodeaba de pequeñísimas luces moradas y blancas, sobre el respaldo del sillón parecían descansar dos alitas de hada y su pelo rubio y lacio se adueñaba del pozabrazos, como si siempre hubiera estado allí.

-¿Qué haces en mi casa? ¿de donde sale esa música?

- Pues soy tu hada…solo eso, siempre he estado aquí y esta es la música que tu me has enseñado, desde tu alma.

- ¡¿Mi hada, mi música?!

- ¿Escuchas esa guitarra y esa voz?

- Parece Silvio, pero no conozco esa canción!!

- Así es, es Silvio Rodríguez…ese que escuchas las mañanas de Domingo como para festejar un día de libertad; pero esta vez con poemas que te describen a ti, no al momento que vives aquí.

“Ahora me parece que hubiera vivido, un caudal de siglos por viejos caminos…No hay nada aquí solo unos días que se prestan a pasar, solo una tarde en que se puede respirar, un diminuto instante inmenso en el vivir, después mirar la realidad y nada mas...””

- ¿un diminuto instante inmenso? ¿mi hada? ¿Como es que ahora apareces?

- Talvez porque hasta ahora jamás estuviste solo. Hoy lo estás, hoy lo sientes, hoy es real. No esperas, no sueñas, no vives por alguien más. Por eso estoy acá.

Una energía extraña había llevado mis pies hasta el sofá;   conocido, dominado, ultrajado y disfrutado tantas veces. Pero hoy era su lugar, el lugar de Lucibel y ni siquiera entendía que movía mis pasos hasta allí.
Para cuando la tercer canción sonaba en el aire de la cabaña, ambos estábamos abrazados, abrazados de alma, exentos de vicio o de pecado, y sus luces se prolongaban en mí; mientras sin querer brillar brillaba y sin querer entender entendía que no era una mujer lo que estrechaban mis brazos.

- ¿Te quedarás? – Pregunté.
- ¿Tú lo preguntas? ¿Quién siempre se va?
- ¿Me extrañas en mis ausencias,  tú que dices siempre estar?
- Yo te extraño de una forma diferente, porque nací por ti, ¡al reconocerte!, porque a diferencia de esa luna que hoy no tiene lugar en el cielo, yo siempre brillo para ti. Sin fases, sin cambios, así te extraño…como esta próxima canción….





Vale la pena escuchar, también:
http://www.youtube.com/watch?v=MuoDJp-8RSk

2 comentarios:

  1. Todos deberíamos estar solos de vez en cuando, para establecer un dialogo interno y descubrir nuestra fuerza personal. Hay que saber disfrutar la soledad, es rica.
    arf.

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  2. tu cuento alumbró este día extrañisimo en mi existencia.
    Personal manera de estar,
    GRACIAS; POETA!
    cdm

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