diciembre 11, 2010

Desde el aire – Desventuras del Tirol - 0905 horas

El mundo de los negocios me ha premiado – y otras veces castigado – con encuentros internacionales, que no siempre han provisto buenos resultados financieros, pero que sin duda, dejan en la retina nuevos lugares que llevarse a casa, y muchas personas para recordar.

Caminaba el año 2000, entre la fiebre del Y2K, las versiones catastróficas del fin del mundo y mis ganas de expandir el negocio a Latinoamérica. En este escenario, compraba mi primer ticket a Europa. Munich seria la parada.

Una compañía Alemana con base en Vaterstetyen y visión global, nos albergaría luego de cursos, negociaciones y contratos, en uno de los Global Partner´s Meeting más interesantes que me haya tocado vivir.

De Vaterstetten, su apariencia de pueblo antiguo, las primeras oficinas llenas de plantas que conocí y las fábricas de cerveza por doquier, nos movimos a Salzburgo (Austria) para reunirnos con todos los socios de negocios.
Asiáticos, Africanos, Oceánicos, y obviamente Europeos y Norteamericanos, componían el mas pintoresco grupo de unos 50 colegas, que encontraban en un Chileno, dos Rosarinos (Argentina), un Mexicano y un Uruguayo, el componente Latinoamericano.
Fue realmente mi primer cruce con las diferencias culturales, fue también mi asumpsión con alegría de que somos “unos indios” y completó sin duda mi orgullo de ser “Latino”.

La diferenciación fue rápida:
Norteamericanos, Ingleses y Alemanes se agruparon por el lado serio, profesional y recatado.
Asiáticos varios, Australianos, el Mexicano indefinido y demás europeos iban y venían en un inestable grupo intermedio que no sabia donde acomodarse.
Y…en el “grupo de la muerte” los latinoamericanos encabezábamos la barra brava, seguidos instintivamente por un enorme Ganes, una Egipcia, una Sudafricana, un Alemán que había vivido en España y una Gringa con ganas de explorar.

Un día del evento en que todas las elecciones de la organización fueron desfavorables y sorpresivas, ocurrieron varias tragedias mundanas.



El Raffting es una actividad recreacional de grupo más que reconocida, bien utilizada para explotar el trabajo en equipo y la integración de los seres humanos.
Era el primero de mi vida y un Río alpino de la Austria profunda, brindaba un escenario de 17kms envidiables para la práctica.

Si contara todo lo que paso alrededor de ese evento deportivo, necesitaría varias decenas de páginas, por lo cual me centrare en uno de los incidentes, el más risueño y el más grave.

Ocupábamos el segundo lanchón inflable o Zodiac.
Trajes de neopreno, salvavidas y casco, completaban una indumentaria que parecía ser un seguro de supervivencia.
El guía experto comandaba el timón al fondo, Adolfo y yo ocupábamos el franco delantero impulsando al equipo, Gretchen, Osvaldo, el Alemán-Español y el Mexicano completaban la tripulación.

En el lanchón que iniciaba la marcha, los directores de las compañías receptoras: Alemanes, Ingleses y Norteamericanos.

Durante la travesía, habíamos aprendido a pararnos en la proa del lanchón sujetos de una cuerda y simular a Kate Winslet en Titanic con el viento en la frente. El alemán y Gretchen estaban empapados después de varias caídas, algunas voluntarias, al frío y tormentoso río y remando contra la corriente, habíamos sabido salvar a la tripulación del lanchón 3 que había quedado atorado entre unas rocas.

El espíritu de la tripulación era jocoso y compacto, sentíamos que todo era posible y entrábamos en el tramo medio del río, que brindaba un momento de calma para disfrutar del paisaje.

De pronto el guía dijo: vamos a invadir al Lanchón 1 !!!!

Lo miramos extrañados y descreídos, pero él nos explico que era un ejercicio-broma de rutina; que el guía de ese lanchón sabía que pasaría y nos proveería el mejor escenario para la “toma de a bordo”.
El indio motivado se agito en nuestras entrañas y con el seño fruncido, la sonrisa malvada y una actitud de batalla, aprovechamos la calma del río y la distracción del “enemigo” para escabullirnos silenciosa y velozmente los 50 metros que nos separaban de la Lancha insignia, río abajo.

Explotamos en gritos al ritmo de los remos agitados, unos 5 metros antes de estrellar nuestro lanchón contra el costado del otro Zodiac, al tiempo que el Alemán-Español, volaba por encima de todos nosotros para caer de frente al mas pesado norteamericano y seguir el recorrido con el hacia el agua.

La cara de los desvalidos “directores” fue un poema!!

No entendían la “salvajada” que estábamos perpetrando.
El sacudón del zodiac hizo que varios perdieran equilibrio y se sujetaran fuertemente de las cuerdas laterales.
Tras el choque, el resto de nuestra tripulación emulo al “adelantado Alemán” y nos arrojamos a la toma del zodiac, con miras de no dejar un solo “enemigo” dentro.

A pesar de que era el más joven de la lancha, yo estaba pesado por aquellos días y mi salto terminó conmigo colgando dentro del agua, del salvavidas de la Gerente de Marketing de la empresa anfitriona. Ella no cayo, pero mi peso y mi actitud fueron muy insistentes.

Para cuando la solté, me rescataron desde mi lanchón y terminó el evento sin que pueda recordar otra cosa que los gritos desoladores y las caras de asombro de los “invadidos”.
Incluído el guía que de ninguna manera esperaba la invasión.

Antes y Después
Fue difícil de explicar, se los aseguro y jamás volví a reconciliarme con la Gerente de Marketing, quien se fracturó el pulgar y la muñeca (sujetando mi peso de las cuerdas laterales de su zodiac), lo que la llevo a estar todo el resto del evento enyesada.

Que se le va a hacer…

2 comentarios:

  1. Las cosas que uno se viene a enterar a estas alturas del alrgue.

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  2. muy comico, si no te toca ser ella!)))
    (riesgos!!!, parte de las historias, no hay nada que hacerle...!)
    abrazo,
    cdm

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