julio 08, 2011

Desde el mar - Dejarse invadir

La dualidad, las dos partes imprescindibles para el equilibrio, los dos polos que se atraen, las dos partes del hombre y su expresión en la vida, en el arte, en la comunicación, en los sueños…son parte protagonista del todo que vivimos.

Pero ese todo es esencialmente una unidad, el equilibrio es único, así como la atracción, la vida es una, así como una pieza de arte, como la palabra y la sonrisa, como el sueño realizado y el onírico aún, como el ser, único e irrepetible en cada uno de nosotros, que en su multitudinaria unicidad, se une al todo, para volver a ser uno y solo uno, si quieren, llamémoslo esta vez “universo”.

Estar en contacto, dejarse embeber por él, dejarse empapar hasta lo más profundo por ese universo del que somos parte fundamental y motor de vida, es la clave para encontrarse a su vez con uno mismo, con el ser profundo, con el “chi” si quieres nombre oriental, con la esencia, con lo divino si tu iglesia te pesa, con lo SUBLIME.

Nacemos con todas nuestras capacidades a flor de piel y con el tiempo, desde el nombre temprano (Ismael en mi caso), aprendemos a desaprender el arte de encontrarnos e identificarnos.
Pero el ser es tan fuerte, que a pesar de nuestro foco en ignorar, a pesar de todo el esfuerzo de la sociedad, las iglesias, nuestros padres, amigos y amantes, resucita incontrolable al influjo de ese todo en el que a tientas vivimos, sin consciencia ignoramos y sin paciencia perdemos.

Y allí estamos, los más ruines y los más sanos, asombrados ante un nuevo amanecer, ensimismados en la maravilla de una flor o un prado verde, encantados con el cantar de un bosque, tiritando a la sombra fresca del árbol que se entrega, flotando en la brisa del mar que se interna sin permiso o energizados bajo un sol que sigue adelante, como todo, a pesar de nosotros.

Nadie puede negarse, muchos se esfuerzan;  y las grandes ciudades encerradas, las multitudes de visión limitada, los ruidosos hábitat que hemos inventado, ayudan y apoyan ese alejarse. Pero nadie puede negarse, tarde o temprano, muchas veces muy tarde…se busca la gloria que las pastillas ya no permiten encontrar en el sueño deseado y buscan ser invadidos, ojala agresivamente, por lo bueno que los rodea y no son capaces de ver.

Benditos los que encuentran en el sexo esa forma de acercarse fugazmente al ser, benditos aquellos que se dejan asombrar constantemente en su alerta pasiva, benditos los que se encuentran cada noche en sus sueños con el caldero tibio y aromático que cargan silencioso desde el nacer.

Por eso fue bueno llevarte allí, y mostrarte la magia que rodea el bullicio de tu mente y el arremolinar desafortunado de los sentimientos que esta genera.
Por eso es bueno detenerse en la hoja dorada que ya cayo, en la forma de la nube que en el presente se dibuja para ti, en la silueta dorada del sol que se zambulle en el horizonte, en la brisa poblada de dulces y salados, en el pasar del tiempo afortunadamente imparable que nos regala un ahora en cada instante, un ahora para disfrutarlo desde adentro, un ahora que no necesita análisis,  ni preguntas ni respuesta, ni sentimientos encontrados, un ahora único, como tú, como yo…cuando nos permitimos ver.

Como tú, como yo, partes de un nosotros, único.

2 comentarios:

  1. La claridad y belleza de tus palabras emocionan, regocijan el alma.
    Entre mis reflexiones, hace un par de días escribía: Uno de los regalos más lindos que me está dando la vida es esos instantes contigo porque junto a ti, siento mi ser sumergirse, nadar, impregnarse y hacerse parte de ese Todo que es solo Uno… “A”

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  2. Hay dos días de la semana por los que no debemos de preocuparnos: ayer y mañana. El único momento valioso es AHORA.
    Besos,
    ARF.

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