De a ratos te
odio;
siento la hiel atrás de la lengua,
todo ese lodo que baja,
memorias airosas del fracaso,
que rugen por desahogar un grito más.
…y tú también.
De a ratos te
extraño;
la felicidad no compartida que se esfuma,
el motivo de suspiro que no entibia,
la piel que no se eriza y el solo
recuerdo,
que lastima una historia irrepetible y lejana.
…y tú también.
De a ratos te
olvido;
la mente sintoniza una armónica realidad,
el rostro es sensible a la brisa
de paz,
el futuro promete abundancia,
y el viaje libre empuja mis alas
al infinito.
… y tú también.
Siempre te amo;
como odiarte si existe el
nudo en la garganta,
como extrañarte si mi piel me ruega,
cómo olvidarte, si eres la
protagonista de todos estos ratos
en que escribo y en los que acepto que con el tiempo pasará.
…y tú también.
Cuando el vacío es tan profundo no logra ser llenado con ninguna emoción, podemos estar eternamente probando cual es el estado que mejor encaja en cada momento mientras el tiempo hace lo suyo.
ResponderEliminarY la cobardía nos hace una vez más entregar al tiempo toda la responsabilidad, mientras solo resistimos y esperamos.
Y nos repetimos en silencio, _Ya va a pasar.