Te sientas a la mesa y observas el humeante manjar que se te ofrece, libre, sofisticado, lleno de mundo y especialmente creado para ti.
El aroma te trae momentos felices de tu pasado y te lleva a
experiencias aún desconocidas. Deja-vú de una vida por vivir.
Lo llevas a tu boca y los sabores te eclipsan, tan
potentes, tan delicados.
Tus ojos no necesitan ver más, tu oídos solo
escuchan el rumor del placer que se desliza por tu pecho y la mano cae abierta,
indefensa sobre la mesa, para dejar paso inconsciente a tu enorme sonrisa.
Una larga espiración precede a lo que si no fuera tan
extenso, sería un suspiro.
Te sientas a la mesa y observas el humeante manjar que se te ofrece, libre, sofisticado, lleno de mundo y especialmente creado para ti.
Sabes que la carne de tu plato es de Bongo, el ternero al que Blanquita dio vida el verano pasado, y que la leche de la crema, fue la que Pocha le sacó a
Blanquita antes de que Bongo pudiera mamar. Sabes que Pocho se corto con el
cuchillo al carnear a Bongo y que Pocha lloró mientras salaba su carne, talvez
hasta con sus lágrimas. Sabes que Pocha y Pocho han tenido una vida sacrificada
y que aún cuando le ponen cariño incondicional a todo lo que hacen, están hartos de su
supervivencia miserable.
Y no lo sabes porque lo escuchaste en el aire o esta
presente en la queja continua, que no existe en Pocha y Pocho. Lo sabes porque quisiste saber, porque sin creer merecer manjares, te
metiste a hurtadillas en su hogar para husmear su historia y sus recetas. Porque
dentro de la historia de Bongo y Blanquita te esforzarte por conocer
especialmente sus privaciones y desgracias, sin detenerte jamás en todo lo
bueno que compartieron en su tiempo de vida.
Lo sabes
porque no pudiste soportar la tentación de llevarte sus historias y sus secretos
a tu casa, y cuando vuelves hurgar, te confirmas en buscar el defecto y
soslayar la virtud de tantos años de Pocha y Pocho regalando manjares al universo.
Observas el
manjar que se te regala y al llevarlo a tu boca, asquerosas nauseas inundan todo tu ser.
El plato es el
mismo.
Tu eres
sabiond@
...pero pretendes no saber al menos tres cosas, reales e importantes.
- Que ese manjar fue preparado y servido con amor, inspiración y sacrificio, pura y exclusivamente para sorprenderte a ti.
- Que no es la primera vez que tu mente priva a tus sentidos de disfrutar los manjares que alguien mas crea para tu vida.
- Que siempre hay alguien que cierra sus ojos, enmudece sus oídos, deja caer su mano extasiada y despliega una sonrisa espontanea de placer; inspirando a quien crea momentos excepcionales.