Te vi reír y noté que tus ojos miraban detrás de mí.
Me quede en tu sonrisa y confirme cuanto la prefiero al rostro serio que mira
hacia adentro los últimos días.
Me quede en tu sonrisa, en esa luz que sabía que extrañaba, pero no sabía
cuanto hasta ese momento.
Duro un segundo, hasta
que notaste que te miraba, pero ni esa fugacidad logro apagar mi alegría de
verte sonreír.
Era un lugar extraño y
bonito, la musica en vivo se arremolinaba entre los bambú de la estructura, el
sabor elegido del vodka en los labios era dulce y yo trataba de abrazarte para
que bailáramos juntos.
Al besarte o acariciarte volvía a ver tu rostro, agotado de sondear quien sabe
que pensamientos.
De pronto, de nuevo.
Te vi reír y noté que tus ojos miraban detrás de mí.
Le dedique un segundo mas a definir si darme vuelta para ver quien correspondía
tu sonrisa, pero preferí quedarme en ella, preferí disfrutar la magia una vez más,
sin importar quien la causara.
Quien causaba lo que yo no estaba logrando hace demasiado tiempo.
Rescate esa magia de
mirar cada atardecer, sin preguntarme donde va el sol, porque se va, ni como
eligió sus nubes de compañía o sus colores al ocaso.
Duro un segundo, hasta
que notaste que te miraba, pero ni esa fugacidad logro apagar mi alegría de
verte sonreír, una vez más.
Enamorado de tus
labios y tu sonrisa, he extrañado esa chispa de luz que enciende mis días,
tanto, como el calor de la hoguera de nuestros cuerpos ardiendo. Porque no hay
hoguera sin chispa, busco en el universo una respuesta que tu no me sabes dar
sobre el paradero de tu sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario