diciembre 22, 2019

Guardia Vieja - La grandeza del vacío

Somos pequeños, somos insignificantes.
Giramos treinta veces al mes sobre nuestro propio eje, mientras caminamos el inexorable ciclo alrededor de un Sol lejano al que solo alcanzaremos si llegamos al caos supremo.

En medio, el vacío.
La ausencia del todo que une las cosas y las separa.
La nada que no solo nos mantiene a distancia, sino que la acrecienta desde el mismísimo big bang.
La incomprendida nada, el siempre oscuro vacío, que al final,  es más que lo que creemos lleno, porque de vacío está lleno el universo.

Hemos aprendido a darle valor a cosas superfluas y desdeñamos el valor de lo absoluto, de lo que reina, de lo que une y separa, de lo que contiene.
Es como el síndrome del ego a escala universal. 

Damos tanta vuelta dentro de nosotros mismos, giramos atónitos y tan tontamente alrededor de un brillo que nunca podremos alcanzar, que nos perdemos del ahora, del gozo de estar, del aire que nos rodea y conscientes o no entra y sale de nosotros como única y esencial fuente de vida.


1 comentario:

  1. Y si no somos tan pequeños?
    Y si somos universo y giramos entorno a miles de emociones, condiciones, doctrinas y patrones que repetimos ancestralmente.
    Y si en el flujo de la vida fluyen más cosas que en el mismísimo espacio?
    Y si el sol está dentro de uno y no tan lejos… si el vacío que nos llena es más infinito que el de todo el universo?
    Y si tenemos el poder de unir y separar, de elegir o desechar lo que conscientemente dejamos a merced del tiempo deslindándonos de toda responsabilidad?
    Yo creo que al tomar conciencia de la grandeza que poseemos comenzamos a darle valor a lo trascendental, a lo que llena los espacios vacíos, al aquí y al ahora.
    El problema es que a veces el tiempo no alcanza para tomar conciencia, Ese tiempo al que le confiamos tanto no nos espera.
    Y ahí es cuando nos volvemos pequeños, cuando dejamos de hacer por esperar el momento y la vida nos lleva.

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