enero 04, 2013

Antigua - Cocinando Amor.

Nunca había presenciado tantas cacerolas fraguando al mismo tiempo una misma comida.

Iban y venían entre fuegos tibios y fuertes llamaradas.
De la cocina al fogón, del fogón a la mesa, de la mesa al living y hasta se les veía, por supuesto, pasearse por las alcobas de aquel hogar.
Cocinaban  generaciones y cada una agregaba su propio ingrediente, su toque imprescindible, su instante de cuidar.
Los nietos motivaban, colgándose del mandil de su "Nani" a las horas mas impropias para anunciar su apetito.
Los hijos cumplían con su logística y sus cuidados, para que cuanto pudiera imaginarse y un poco mas,  estuviese sazonándose en su punto exacto a cada momento.
El patriarca proveedor de lo material, como todo aquel que por acumulación de experiencia sabe manejar, moviendo los hilos secretos que nos vuelven a todos voluntariosas marionetas de la constante armonía.

Todos, sumando sonrisas que mutan en caricias, caricias que se humedecen en besos y besos que se aprietan en abrazos que exhalan las mas dulces palabras.
Ella, Dona Evita, con sus articulaciones agotadas y "rueditas en los pies", maneja con humildad lós pasos y los tiempos de cada cacerola, asegurando el constante devenir del alimento para el alma.


Porque eso se cocinaba en aquel hogar de la Antigua, en Guatemala.

Un proceso complejo, un arte personal, un resultado que solo persigue retomar el mismo proceso.
Un proceso sin fin donde cada ingrediente, cada cocimiento y cada plato servido,  busca mantener aquello que los hace felices siempre fresco, siempre delicioso, siempre difícil de igualar y por ende siempre interesante y necesario.
El proceso divino de cocinar amor.


En tiempos del fast food y la pizza express, esta familia que me abrigué este año nuevo, invierte su vida cocinando amor.

Una vida que extiende la cocina a cada rincón del hogar y más allá.
Una cocina que persigue a los nietos al colegio y al fútbol.
Que acompaña a los hijos en su devoción honesta al trabajo y la profundidad emotiva de sus vínculos.
Una cocina que abre sus paredes a propios y extraños, para cumplir aquello de "conquistar por el estómago", para lograr transmitir la esencia básica que los Mejía Martínez han descubierto para trascender.


Mucho mas que alimento, esencia que nutre el alma.
Es el protocolo de los científicos, la doctrina de las religiones, el "modus operandi" de la delincuencia, las reglas de la mafia o la rutina milenaria de un pueblo labrador.
Es el camino elegido para llegar mas allá.
Un camino hecho por todos y para todos y que si bien algunos dirigen, otros empujan y los más solo siguen esperando participar; regala la certeza de ser disfrutado, ofrece la oportunidad de ser replicado y  promete la alegría de ser heredado.

Por algunos días pude vivir la magia de descubrirlo.
Por algunos momentos hasta logre participar.
Ahora se ha enterrado en mi tan profundo que ya no concibo mis pies en otro camino.

Yo que no reconozco regla alguna.

Yo que he escapado a las doctrinas y los dictámenes mayoritarios. 
Yo que carezco de modus operandi o rutinas;  he sido seducido y conquistado.

Antes de llegar me creía generoso, ahora necesito reinventar el diccionario.
Antes de abrazarlos me creía cariñoso y demostrativo, ahora acepto mi disimulada mezquindad.
Antes de vivirlos me sentía un buen padre, ahora solo espero tener el tiempo necesario para aprender y enmendar.


Como las leyendas del "Principe Azul" que sin haber visto jamás toda damicela espera, una leyenda desconocida, soñada mas no esperada, idealizada sin fé precisa, se ha hecho realidad este inicio del 2013 para mí, marcando un camino de amor.


Prefacio: Con humilde agradecimiento y admiración a Doña Evita,  Don Donaldo y su Clan, que me han eseñado una nueva dimensión de FAMILIA, la cual sin conocer soñaba y sin fé, esperaba.

3 comentarios:

  1. Gracias por mirar desde el alma! Un honor el de los Mejia Martinez compartir con el Principe de los cuentos.
    PM

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  2. Con cosas simples, con cosas compartidas, con cosas codo a codo, estan hechos los grandes momentos en la vida que nos dejan huella en el alma.
    Un beso grande.

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  3. Otra vez me emocione leyendote. Maravilloso el relato, sublime el sentimiento, feliz por vos.

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