octubre 15, 2011

Punta del Este - 21 días

Dicen que un hábito se genera en 21 días...

Así como la tierra invierte 365 días en dar vuelta al sol para regalarnos la magia de las estaciones;  así como una mujer da frutos en 9 meses y florece cada 28 días; así, de la misma forma, dicen que 21 días le lleva al humano normal asumir una conducta repetitiva como natural.

Será que hoy inauguraremos un nuevo hábito tu y yo?

Será que tratar de "amar con la cabeza" se volverá también en nosotros, como en la contagiada humanidad, un hábito irresponsable,  y abandonaremos definitivamente el inmenso mundo del sentir?

Será que seguiremos encerrados en las preguntas y trampas de la mente, en el laberinto incorregible que solo algo que nace para resolver problemas puede plantearnos cada instante, esperando que el otro cumpla todas las condiciones, para después, un ratito después, ese ratito después que puede nunca llegar, aceptemos lo que nos quema dentro?

Este tu yo literario, éste tu y yo tan amplio, que te incluye a tí y a todos los que están del otro lado descifrando letras.
Este tu y yo que ni siquiera es totalmente leal a mí, porque tú, cuando lo lees, me cambias el rostro, me pintas la vida y me rodeas de escenarios que jamás he pisado.

Por eso los hábitos, por eso la prisión de la mente que nos empeñamos en usar para todo y por eso sobre todo, la universalidad del ser que nunca terminamos de aceptar y sincronizar con los demás, aplican para este tu y yo, tan amplio.

Hace 21 días, tu y el yo que tú quieras, marcaron el día en el calendario y ojalá, hoy puedan festejar un nuevo habito juntos, una nueva costumbre, una nueva conducta repetitiva.
Porque no,  bajar a la playa, con o sin mate, a disfrutar un atardecer mas, como lo hare yo, como tu aprendiste a hacerlo conmigo.

Hace 21 días tú marcaste tu calendario y el mío y desde ese día hasta hoy, las buenas y las malas costumbres, lo bueno y lo malo repetido, nos muestra como en todo, un balance equilibrado:

La pena del hábito de cerrarnos a la prisión de los preconceptos y no buscar la verdad que libere ese malestar un poquitito más abajo del ombligo.

La fortuna del hábito de recordar con una sonrisa, tal vez libre, tal vez odiada, lo natural que resultaban nuestras cosas compartidas.

Pero hoy, 21 días después, el sabor del equilibrio es amargo, porque aunque compartamos el crepúsculo y tal vez hasta esta infusión tibia, que une a tantos;  porque aunque compartamos el recuerdo de los buenos tiempos;  no nos permitimos estar juntos.

1 comentario:

  1. Justo hoy que me siento algo..........que solo, yo lo se, me sorprendes con esta entrada maravillosa.
    Creo el fin de un escritor es eso, si eso!!! volar ambos, al lugar que el lector quiera, se sienta cómodo y ame.
    Que el tu y yo, escritor lector, sea por mucho mas, saboreando estoy de tu mate, sin tenerlo a mi lado.....
    Beso grande.

    ResponderEliminar