PROLOGO: Inmerso en un proceso de dieciocho meses, del cual no espero, ni veo, ni quiero el final - si es que lo hay antes de la muerte - recibi dos regalos en forma de video mensaje. De alli, del revoltijo molecular, surge esta entrada. Todas las citas entre comillas y cursivas, son enseñanzas de Claudio Naranjo.
Me habría gustado recibir primero el segundo y después el primero, pero quien es uno para definir el orden en el que se recibe o siquiera, lo recibido…menos aun, lo que se nos ha compartido que no cabe duda es mucho mas de lo que podemos “ver” al recibir.
“recuperar el espíritu de la búsqueda” me hace sentir en
casa, pone mis pies en un camino acertado, explica y le da sentido a la acción
y calma, como calma, el rezongo chusma de la mente que todo lo duda, manipula y
enjuicia.
De reconocer el “crecimiento horizontal” y de la simpleza de
ponerle un nombre y describirlo tan fielmente dentro del sentido común, toma
poder e identidad propia, reconocible y aceptable, el “crecimiento vertical”.
“Lo que estamos buscando es una dimensión superior, que no
entra en el mapa de nuestra mente intelectual”.
“..una sombra…, un seudopodio…, un reflejo… de algo mucho mas grande” y por
vaga que parezca la explicación o evitativa su definición nominal, cuando
efectivamente “recuperas tu espíritu de búsqueda” en la ignorancia profunda de
lo que deseas encontrar, la combinación de “crecimiento vertical, dimensión
superior y algo mas grande” toman sentido y dirección inequívoca.
En lugar de hacer berrinche, me gusta pensar que algunos
afortunados reciben la guía temprana, para invertir mas vida en el propósito
superior, pero me reconozco huérfano de esa guía y desde hace varios años
lamento reconocer, como las obviedades recién rompen mi pupila en estos
tiempos.
Nadie llego a gritar en ninguno de los estrados o silencios de
mi vida, sobre el crecimiento multidimensional, sobre lo horizontal a lo que el
todo occidental nos empuja y lo vertical que habita, si habita, en la mil y dos
noches de los cuentos fantásticos.
Nadie me desasno, al contrario, de que el egoísmo o el
narcisismo no solo no son una extensión, una etapa evolutiva superior, una
exageración del amor propio, sino, todo lo contrario. Es tan difícil de
aceptar, cuando llevas medio siglo midiendo con una regla que tiene el primer
cero después del nueve, en lugar de tenerlo delante del uno.
Me rechina, me ofende y porque me ofende y me rechina, le
presto atención y pongo en tela de juicio lo que yo daba por totalmente
superado: el amor que siento hacia mi, ese que yo creía gigante y exagerado y
que no condice con mi reiterado lugar de martir, con mi búsqueda del amor
exterior, con la exposición, el sacrificio y la regeneración trabajosa de mi
cuerpo y mi alma en pos de dar. Me repito mi máxima de “preocupate por dar y
recibirás lo merecido” y no encuentro ningun espejo que me devuelva el aplauso.
Trabajo una desconexión emocional y resulta que todo aquello
que yo consideraba una exageración emocional, una acumulación sorprendente de
sensaciones y momentos, un desarrollo empírico de las artes mas cuidadas para
llegar a múltiples, diferentes y porque no a veces divergentes objetivos, son
apenas, alargar las ramas de este árbol que cierne una sombra cada vez
mas grande y oscura, a mi raíz que se
encuentra estancada y vacilante.
La melancolía inicial muta instantáneamente en alerta, en
motivación, como siempre, pero talvez, esta vez aplicada en mejor dirección y
sentido.
“se necesita estar dispuesto a morir al mundo, para encontrar el otro. Como si
uno en un momento de la vida llegara a un abismo y dijera, no, ya no me
interesa todo lo conocido, quiero seguir adelante. Pero seguir adelante es
lanzarse al abismo…y parece que hay gente que prefiere lanzarse al abismo que
seguir siendo mediocre” … y cuando me siento incluido en esa “disposición”, la
nostalgia que diagnosticaron en el iris de mis ojos, parece empezar a tener sentido.
Con esperanzas intactas, sin saber hacia que o adonde, voy,
vivo.
“los que sueltan amarras de los deseos y de las cosas
conocidas, aprenderán a volar”