El mundo fantasea con viajar.
Pero viajar, tiene tantos significados
y acepciones como el propio viajante.
Significa partir y llegar. Pero también
significa esperar y correr, dormir, comer y transitar por lugares peores a tu
propio lugar...y también por mejores.
Representa exponerse y aceptar,
comunicarse y escuchar, y entender y evolucionar...y a veces revolucionar.
Viajar con este viajante es además un
ejercicio agotador, dormir poco, prestar mucha atención, probar a fondo el
desapego y la adaptabilidad.
Viajar es sin lugar a a dudas, siempre
y en especial conmigo, salir completamente de la zona de confort y recibir la
recompensa o el castigo, sin otra opción que aceptarlo.
Por eso, quienes viajamos sabemos que
es mucho más fácil encontrar el mejor amigo o la esposa ideal, que un compañer@
de viaje.
Por 18 años he viajado más bien solo,
en especial a los destinos y búsquedas más desafiantes.
Estos últimos dos meses, he compartido
estos viajes prácticamente indeseables, con mi hija Nicole.
Este tiempo he aprendido mucho.
Este tiempo he confirmado todo.
Este tiempo he reflexionado sobre los
tiempos que vendrán.
Cuando uno abre sus ojos en soledad
después de pocas horas de sueño, cuando respira hondo y se rinde a la ducha
matinal, cuando sale a enfrentar cada jornada con la presencia que quiere
transmitir y no escatima, ni frena, ni duda en seguir o cambiar, ni sufre
postergar cualquiera de sus necesidades más básicas y todas las demás ; termina
el día exhausto, a veces satisfecho y a veces decepcionado, pero siempre
orgulloso de haber hecho la diferencia una vez más y haber aprendido en el
proceso.
Esa sensación resultante es el propio
motor que impulsa la nueva jornada y es también, nuestra regla. La regla con
que medimos, la medida no por infinita inexacta de nuestro merecimiento y por
consecuencia, de nuestras expectativas. Los planes que las regulan, las
acciones que las impulsan y las metas que la confirman.
Pero todo esto, visto en el espejo de
Nicole, cambia totalmente.
El camino por el eje de lo extremo que
incendia mi pecho, quema en otros.
El juego de darlo todo, como sea y
ajustándose a un plan siempre cambiante, se resume en calvario cada despertar.
Y porque lo viví ahora y no antes?.
Porque todos los viajes previos con la
enanis eran de los no indeseables, eran los que nacen para ser compartidos.
Porque todos mis viajes compartidos,
son planeados para el placer y si bien son exigentes, gozan de una actitud de
adaptabilidad, que refrena mis exageraciones, enlentece mi paso y contempla la
necesidad.
…y porque, como me lo comenzó a
demostrar aquella noche caminando por Roma, Nikky es como yo y ya me supero... y
ella es capaz de bajar la cabeza y envestir con la misma fiereza sin medir el
impacto en el cuerpo y el alma. Pero no deja de ser mi niña y me duelen sus
ojos cada mañana al despertarla y me duele su entrega cuando se levanta y esta
lista en tiempo sin chistar.
Ver mi mundo en su espejo, me ha
enseñado sobre todo, que lo aceptado como normal, es una presión gigante para
mi humanidad. Para el cuerpo que sin entrenamiento se despliega sin límites,
para mi mente que acusa su falta de relax y para mi alma y mi espíritu que
gritan por Paz.
Empieza un tiempo de cuidar, de enfocar
y de priorizar.
Un tiempo de egoísmo individual,
un camino que había empezado exitosamente y abandone traicionándome tiempo atrás.
Empieza, una vez mas.